El Movimiento César Rengifo llenó el Teatro Baralt| Amanda y su Jabillo repartieron cachitos de Luna en Maracaibo

La pequeña Amanda, a sus nueve años, jamás se imaginó que al regalarle un pedazo de madera a su amigo el Árbol de Jabillo, tiempo después, le iba a servir para escribir una gran obra de teatro.

Cuando la pequeña soñó, aquella noche con lechina, con un diálogo frente al gran árbol ubicado en el patio de su casa, su propio amigo le pidió que se pellizcara para que entendiera que estaba despierta.

“Trae a la Luna antes de que acabe la noche”, le pidió el viejo robusto, a lo que Amanda, con todo y su enfermedad, empezó una gran aventura para complacerlo.

Como un cahito de Luna, el más reciente montaje del Movimiento de Teatro Infantil César Rengifo, levantó suspiros, risas y aplausos en las más de 700 personas que llenaron la tarde del sábado el Teatro Baralt de Maracaibo.

La presentación de la obra fue el inicio de la gira que más de400 personas (entre ellas 302 niñas y niños) llevarán por cinco ciudades del país, como parte de la muestra del trabajo que hacen para mejorar sus vidas y el arte en el país.

LUCIDOS

Aunque Amanda, interpretada en dos tiempos por María Cedeño y Génisis Abilhoud, era el personaje principal, el público se deleitó con el Grillo mayor, los Guardianes de las luces nocturnas, el Jabillo, Sirio, El Cometa y La Luna, personajes que le dieron vida a una obra que duró poco más de una hora.

El resto de las y los integrantes ocuparon espacios importantes para llenar de color y música una obra inspirada en La Luna de Jabillo, escrita por Jaime Barres, y que reúne los valores que el movimiento quiere mostrar e inculcar como el compañerismo, la solidaridad, la amistad y la lealtad.

La música compuesta por Armando Lovera, solo para esta obra, terminó de darle el toque a la dulce vos de María Cedeño, quien se lució con una coreografía acompañada de 15 niñas, mientras que el coro de niños, el de Grillos y los integrantes de la Marea azul, completaron una producción que asombró a los presentes.

“La ropa es espectacular”, expresó la niña Sofía Medina, mientras que Paula Virla, quien la acompañaba, agregó que antes “no había podido ver una obra como esta”.

Parte de la escenografía estuvo llena de luces láser multicolores que le dieron dinamismo a algunas escenas, mientras que la estructura del Jabillo, con luces fosforescentes, fue otro de los elementos que llamó la atención.

El gran Jabillo estaba acompañado por otros dos arbolitos a quienes una pequeña lechuza se les montaba en medio del diálogo con Amanda.

MUCHO GUSTO

“Vinimos a ver la obra, porque vimos las promociones. No es lo mismo enterarse por los medios de comunicación lo que se hace en este movimiento que verlo en persona. Es impresionante el profesionalismo que hay en estos jóvenes”, dijo Evelyn Fonseca, una de las asistentes que tuvo la suerte de entrar a última hora.

La obra comenzó con 45 minutos de retraso, luego de que seis de los integrantes de la banda sonora no aguantaron los 45 grados del calor marabino y cayeron desmayados.

Al presentarle los primeros auxilios, pudieron levantarse y ocupar los espacios a los que el director del Movimiento César Rengifo, Pedro Lander, se disculpó por el retraso.

Los 700 puestos del teatro se ocuparon en apenas 20 minutos. La cola para entrar llegaba casi a una cuadra bajo el sol inclemente. Las personas esperaron hasta una hora para agarrar los mejores sitios.

Para la mayoría, la espera valió la pena. Ninguno se imaginó que el trozo de madera que le dio Amanda al Jabillo serviría para que se multiplicara en esos cachitos de Luna, que lanza este árbol.

T/Alex Carmona
F/Jean Carlos Ramos