Presidente del tribunal de Brasil, magistrado Mario Cesar Ribeiro, autorizó el reinicio de las obras de una de las presa energéticas más extensas de Belo Monte, en la Amazonia, dos días después que otro magistrado ordenara su paralización por el supuesto incumplimiento de exigencias ambientales.
Ribeiro respaldó la continuidad de las obras y dejó sin efectos el dictamen emitido por el magistrado Antonio de Souza Prudente, quien determinó la suspensión “inmediata” del permiso ambiental y de la construcción de la gigante obra energética en el centro de la selva amazónica.
Tras aceptar la petición del Ministerio Público Federal, Souza procedió a paralizar las obras como medida de presión para el consorcio Norte Energía, responsable de la infraestructura, cumpliese las exigencias establecidas en las concesiones ambientales.
No obstante la directiva de Norte Energía emitió un comunicado en el que informó que la obra “está en pleno funcionamiento” luego de Ribeiro divulgará su respaldo jurídico a la misma.
El proyecto hidroeléctrico de Belo Monte será la tercera obra más grande del mundo, y tendrá una capacidad de generación de 4 mil 571 megavatios por hora, alcanzando un tope de 11 mil 223 megavatios en la época de máxima afluencia del rio Xingú de la Amazonia.
La construcción se inició en marzo del 2011, pese a la resistencia de los indios, agricultores, pescadores y ecologistas, preocupados por el impacto del proyecto en la selva.
Este mes el Ministerio Público Federal demandó al consorcio Norte Energía y solicitó cancelar la licencia de obras de la hidroeléctrica hasta que la compañía no inicie la construcción de las casas de las miles de personas que tendrán que mudarse porque sus viviendas actuales resultarán inundadas por la represa que estará en el municipio amazónico de Altamira (estado de Pará).
El consorcio firmó un acuerdo en 2012 en el que se comprometió a levantar nuevas casas «de albañilería» de diversos tamaños, según las necesidades de cada familia.
La empresa modificó el acuerdo de manera unilateral y les informó a los afectados que se edificarán solo un modelo de casa, que sería de tres habitaciones y un área de 63 metros cuadrados. Con la reanudación de las obras, decenas de personas que habitan las zonas rurales de la Amazonia continúan sin solución, al tiempo que aumento su preocupación por el impacto ambiental.