La Patria de Bolívar exige un acuerdo jurídico vinculante| Venezuela pidió en la Cumbre de Cancún acciones concretas para salvar al planeta

Desde el pasado 29 de noviembre se lleva adelante en Cancún, México, la XVI Cumbre de la Organización de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, la cual se extenderá hasta el 12 de diciembre y donde se analizan las propuestas para la extensión del Protocolo de Kyoto a un segundo período de 2012 a 2017.

Ese tratado es un acuerdo internacional, adoptado el 11 de diciembre en Japón y que entró en vigor en 2005, que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases que causan el calentamiento global: dióxido de carbono, gas metano y óxido nitroso, además de tres gases industriales, en un porcentaje aproximado de al menos un 5% en comparación a las emisiones al año 1990, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012.

Según Prensa Latina, un punto importante de la discusión que se lleva adelante en esa reunión desde el pasado lunes, es justamente el documento de negociación del Protocolo de Kyoto.

«Este es un documento nuevo, aún muy verde, que recoge las distintas posiciones y debiera ser la base para establecer un segundo período de compromisos bajo el protocolo, uno de los puntos esenciales de esta cita de Cancún», expresó una fuente diplomática a esa agencia.

La información indica que está en discusión si el nuevo período de compromisos será 2013-2017 o si debe ser 2013-2020.

Hay naciones que defienden el primer plazo, con el objetivo de que haya una revisión lo más pronto posible a tono con los avances de la ciencia, pues en ese período se debe elaborar el quinto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, y por lo tanto habrá nueva evidencia científica de los efectos del calentamiento global.

Un período de compromisos corto, como el 2012-2017, permitiría ajustar las responsabilidades en correspondencia con las indicaciones de la ciencia, consideran los expertos.

Otros puntos polémicos en esta negociación es si el año base para medir las emisiones debe ser 1990, como establece el Protocolo de Kyoto, u otro, y en qué medida los países desarrollados podrán hacer reducciones domésticas de emisiones, y cuánto a través de los mecanismos de mercado, los cuales le permiten contaminar más a costa de lo que otros dejan de hacerlo.

COMPRAVENTA DE CONTAMINACIÓN

El comercio de las emisiones de dióxido de carbono es una salida administrativa que se le ha dado a las grandes potencias contaminantes.

La idea central es que se les ofrece una cierta cantidad de créditos de carbono a cada nación, y quienes los consumen todos, y emiten más de lo permitido, pueden comprar los créditos de aquellos que no tienen grandes industrias, pero sí áreas boscosas.

El propósito principal en esta negociación de Cancún por parte de los países en desarrollo es que el grueso de la reducción de emisiones sea doméstica, pues de lo contrario las naciones industrializadas podrían comenzar a jugar con los mecanismos del mercado de carbono, advirtió Prensa Latina.

POSICIÓN DEL ALBA

Por su parte, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) tomo una posición conjunta en la que aboga porque las naciones desarrolladas muestren la voluntad política necesaria para salvar al mundo del calentamiento global.

«El cambio climático es un reto global, en donde tenemos responsabilidades comunes, pero diferenciadas, y haremos nuestra parte, pero queremos ver las mismas expresiones de voluntad política concretas, sin titubeos, sin doble rasero, sin chantajes y sin presiones«, expresó la venezolana Claudia Salerno, al intervenir en nombre de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, y Dominica en la XVI cumbre de la ONU sobre el tema.

Salerno, negociadora de Venezuela en esta problemática, aseguró que los países en nombre de los cuales habló están comprometidos con este proceso y creen firmemente en el sistema multilateral, y que éste puede y debe generar los resultados necesarios en el tiempo oportuno, informó Prensa Latina.

Los pueblos esperan que esta reunión de Cancún adopte decisiones que permitan alcanzar un acuerdo jurídicamente vinculante, a más tardar en Suráfrica en el 2011, para asegurar que no exista un vacío entre el primero y el segundo período de compromisos de Kyoto, expresó Salerno.

«Creemos impensable que por la falta de compromiso de algunas delegaciones no se pueda alcanzar la meta que nuestro planeta requiere«, subrayó, luego de recordar que el Alba, en conjunto con los demás miembros del G-77 (grupo de los 77 países en vías de desarrollo) y China, ha ratificado la voluntad de permanecer unidos para alcanzar un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto.

Este debe ser un resultado concreto de Cancún, que se pueda adoptar un acuerdo jurídicamente vinculante, precisó, tras exhortar a los presentes a no perder nada de lo que ya se ha avanzado, pues para 2012 será tarde si antes no se alcanza un acuerdo de consenso para salvar al mundo del calentamiento global.

Por su parte, Cuba instó a los organismos internacionales de transporte a que analicen las emisiones contaminantes, guiados por los principios de equidad y responsabilidades comunes, pero diferenciadas.

El reclamo fue realizado también en nombre de Argentina, Brasil, China, Arabia Saudita y la India, en la sesión para el asesoramiento científico y técnico de la cumbre ambiental de Naciones Unidas, en Cancún, informó el sitio digital Cubaweb.

El director de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, Orlando Rey, señaló que se debe respetar la diferencia entre países subdesarrollados y los industrializados, establecida en la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático.

Al respecto, calificó de injusta para las naciones en desarrollo la aplicación de medidas vinculantes de reducción de emisiones en el transporte, así como crear mecanismos internacionales basados en mercados globales en ese sector.

ASISTENTES A LA CUMBRE

En tanto, los presidentes de Bolivia y Ecuador, Evo Morales y Rafael Correa, respectivamente, asistirán a la Cumbre sobre el Cambio Climático, según indicó este miércoles la Agencia Boliviana de Información (ABI), encuentro que contará con la presencia de veinte mandatarios de diversos países interesados en participar en los debates.

De acuerdo con informes oficiales del encuentro, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que no asistirá a la reunión, pero sí varias de las autoridades brasileñas.

El mandatario declinó su visita a Cancún ya que desarrolla una intensa actividad en su país para entregar el mando de la nación a la presidenta electa Dilma Rousseff en enero próximo.

Además dirigentes de los movimientos sociales y pueblos indígenas de varios países latinoamericanos ya se encuentran en Cancún para presentar sus propuestas, entre ellas las recomendaciones emanadas por la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático que se celebró en la población boliviana de Tiquipaya en abril pasado.

En ese encuentro fueron emitidos varios alertas al mundo sobre la necesidad de preservar la naturaleza y el medio ambiente, contrariamente a las políticas irracionales de industrialización que llevan adelante algunos países que provocaron un calentamiento global que pone en riesgo la sobrevivencia del planeta.

Pueblos indígenas plantean propuestas

Delegadas y delegados de los pueblos indígenas, en representación de más de 360 millones de personas, reunidos en Cancún, pidieron incorporar en los acuerdos sobre Cambio Climático un conjunto de propuestas mínimas “de carácter irrenunciable por estar profundamente ligadas a nuestros derechos humanos”.

Todos reunidos en Cancún coincidimos con el enfoque de derechos expresado por el presidente de México Felipe Calderón quién señaló, durante su intervención en el acto inaugural de la COP 16, que el ‘derecho a un ambiente sano es un derecho humano de todas las personas, incluyendo especialmente a los indígenas’”, resalta un comunicado difundido por la Red Erbol.

Los pueblos indígenas resaltaron que los textos que se adopten en Cancún deben reconocer “el derecho a la libre determinación, a las tierras, territorios, recursos naturales, al consentimiento previo libre e informado y a los conocimientos tradicionales”.

Exigieron también la participación “plena, efectiva y directa de los pueblos indígenas en todos los mecanismos, órganos, procedimientos establecidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático como mitigación, adaptación, Protocolo de Kyoto, financiación, transferencia de tecnología y fortalecimiento de capacidades, y otros”.

Nuestras propuestas se fundamentan en los principios y derechos reconocidos por la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluyendo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 13 de septiembre de 2007.

Los pueblos indígenas, estamos en situación de vulnerabilidad por el impacto del cambio climático tal como lo reconoce el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, debido a nuestra estrecha relación con la naturaleza, y los textos de negociación deben mencionar este hecho, e incluir referencias específicas a los pueblos indígenas”, asevera el comunicado.

Otra demanda fundamental es que los acuerdos garanticen la inclusión, el reconocimiento y la protección de las tecnologías propias, semillas, expresiones culturales, creencias, patrimonio y conocimientos ancestrales.

La agenda de lo posible y lo justo

En la Convención de Cambio Climático hay un enorme choque de agendas entre lo justo y lo posible. La agenda de lo justo incluye una equitativa distribución el uso de la atmósfera y un justo reparto de los costos. Algo así como «cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades».

Pero como estamos en el mundo de la política internacional la agenda de lo posible está signada por la voluntad de las partes. Algo así como “cada uno según su voluntad, a cada uno según su poder.

La sociedad civil presiona para acercar las agendas. A eso han venido a Cancún unas 30 mil personas. La sociedad de la industria y el comercio ha venido también a Cancún. Pero ellos han venido a presionar para que las agendas se acerquen a sus negocios.

La agenda de lo justo reclama a los países “desarrollados” -entendiendo como tales a los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde)- que reduzcan sus emisiones tanto como para permitir el “uso de la atmósfera” de una manera equitativa. Esto requiere de estos países no solo que bajen sus emisiones sino que las reduzcan a cero y además comiencen a retirar lo que han emitido históricamente a través de la reforestación u otro sumidero. Pero no parece haber voluntad para esto.

La agenda de lo justo también reclama que varios países “en desarrollo” -entendiendo como tales a los que no son miembros de la Ocde- detengan el crecimiento de sus emisiones y comiencen a reducirlas rápidamente. Tampoco parece haber voluntad para esto. (Hoy el mayor emisor es un país en desarrollo y los cuatro mayores emisores per cápita del mundo también).

La agenda de lo justo incluye que todos los países desarrollados transfieran grandes cantidades de recursos a los países en desarrollo como compensación por los daños causados o por venir como efecto del cambio climático por ellos provocado. No parece haber voluntad para esto entre los países desarrollados.

Y la agenda de lo justo también reclama que los países más afectados y con menores recursos tengan prioridad a la hora de definir los beneficiarios. No parece haber tampoco voluntad entre los países en desarrollo para esto.

En consecuencia hay un choque de agendas en Cancún. Dependiendo desde cuál de ellas se observe la reunión podrá hacer su balance final cuando esta termine.

Extracto de nota de Gerardo Honty. Analista de información de Centro Latinoamericano de Ecología Social en Cancún.

Fuente: http://www.alainet.org/active/42656

T/Red Erbol y Redacción CO