Amor y unión familiar: ingredientes indispensables en la cena navideña

Diciembre tiene múltiples significados para los pueblos de Latinoamérica y el mundo; cada fin de año las familias se organizan para ambientar los hogares, armar el pesebre, formar el bochinche y preparar la cena navideña con sus seres queridos. El amor, el perdón, la unidad, la paz y la armonía son algunas de las virtudes y valores que están a flor de piel durante estos días, y con ello las tradiciones culturales propias de la celebración del nacimiento del niño Dios y la bienvenida del año nuevo.

En Venezuela muchas son las actividades que se desarrollan apenas llega el mes de diciembre; sin duda alguna se podría decir que las fiestas de esta época son las mas esperadas del año, especialmente por los encuentros para compartir y disfrutar con familiares, vecinos y amistades, ricas preparaciones culinarias propias de nuestras tradiciones, al ritmo de las gaitas y aguinaldos.

A lo largo del tiempo el sistema capitalista y mercantilista, a través de su maquinaria mediática, se ha apoderado de estos días para incrementar de manera acelerada los niveles de consumismo en la población, con la intención de desvirtuar la esencia de las fiestas decembrinas; sin embargo, el Instituto Nacional de Nutrición (INN), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (Minppal), te invita a compartir y disfrutar junto a tu familia, unas Navidades felices en la que los ingredientes principales sean el amor y la unión familiar.

CONSUMISMO O NAVIDAD

Llega diciembre y con este mes el “corre corre” en estampida de muchas personas en busca de garantizar, a como dé lugar, algunas obligaciones a las que se les ha dado por nombre “tradición”; como comprar los estrenos, los regalos, algunas bebidas, comprar, comprar y comprar, lo que les consume en tan solo unos días, el esfuerzo de todo un año de trabajo: “los aguinaldos”.

Javier Nouel, profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), específicamente del Programa Nacional de Formación de Seguridad Alimentaria y Cultura Nutricional, plantea que en los últimos 100 años las grandes empresas transnacionales han incrementado el dominio de la producción de bienes y servicios, e influido en la mente de las ciudadanas y los ciudadanos del mundo en muchos aspectos. “La Navidad es una época donde se evidencia ese fenómeno y de alguna manera la colonización de las mentes”, comenta.

En Venezuela el proceso de modernización e industrialización, con la producción y distribución del petróleo, dio paso a las transnacionales para la importación de culturas y patrones de consumo foráneos, como por ejemplo el famoso Santa Claus que fue un personaje de la historia –utilizado como estrategia publicitaria por la Coca-Cola Company– a primera mitad del siglo XX, para incrementar en estas fechas el consumo, no solo de su producto sino de todas las empresas y grandes corporaciones de juguetes.

Me parece muy curioso que en un país tropical como el nuestro, aparezca gente disfrazada de un hombre que viene de vivir en el Polo Norte; eso evidencia la profunda disociación que hay de nuestra cultura colonial con nuestro propio ambiente y eso se traduce también en nuestros hábitos alimentarios, ya que para la época decembrina en Venezuela tendemos a caer en los excesos, muchos dulces y grasas”, declaró Nouel.

Adicionalmente, explicó que “esto tiene razón de ser en países donde hay mucho frío, en los que tradicionalmente se empezaban a consumir muchas mas calorías para mantenerse calientes. Esa transculturación conlleva a que tengamos una alimentación muy distanciada de lo que deberían ser nuestras potencialidades ambientales y productivas”.

El llamado “rentismo petrolero” de los últimos 100 años tuvo un enorme impacto en lo que actualmente son los hábitos alimentarios de las venezolanas y los venezolanos: nuestros platos tradicionales cada vez mas eran signados por lo importado, fue una época en la que las manzanas y uvas propias de la cultura estadounidense, las alcaparras y las aceitunas de la cultura europea, se convirtieron en ingredientes indispensables de nuestra tradición.

En este sentido, Nouel plantea que “…en los actuales momentos, ante el bloqueo financiero en el que estamos inmersos, tenemos la oportunidad de problematizar todas estas costumbres, altamente dependientes de la importación y buscar alternativas para redefinirlas, porque además las tradiciones nunca son estáticas, las tradiciones siempre se modifican”.

ALTERNATIVAS PARA LA CENA NAVIDEÑA

En nuestra cena navideña uno de los elementos predominantes es la conocida hallaca, cuyo origen se remonta a los siglos XV y XVI, años de la colonización de España en Venezuela.

Esta invención se les atribuye a las y los indígenas, quienes hacían unos “bollos” en hojas de plátano, utilizando los restos de comida de los opresores europeos.

Esta tradición fue adoptada por los criollos de la época, que acostumbraban a celebrar la Navidad con mucha comida y decidieron probar las hallacas o bollos rellenos de sobras preparadas por los indígenas que trabajaban en el “Camino de los españoles”, incorporándole otros elementos de las comidas mantuanas.

Luisangel Leiciaga, cocinero popular del INN, plantea que para estas Navidades podemos darle la vuelta a algunos ingredientes y preparar las hallacas, al utilizar en la elaboración de la masa, la combinación de 50% de harina de maíz y 50% de puré de plátano u otros tubérculos como la yuca y el ocumo.

Además, resaltó que se pueden preparar las hallacas de caraotas o vegetarianas, mediante la incorporación de las hortalizas y vegetales que estén mas accesibles en el mercado. Lo importante es la sazón e inventiva que toda la familia pueda ponerle.

Llegó el momento de reinventarnos, de buscar nuestra identidad gastronómica y creer en nuestras tradiciones y arraigo cultural, concluyó Leiciaga.


Bollitos navideños de plátano

Ingredientes:
(5 raciones)

3 kg. de plátano maduro.

1 kg. de harina de maíz.

2 tazas de guiso de pollo.

2 tazas de consomé de pollo.

Alcaparras, aceitunas y pasas al gusto.

4 cdas. de aceite.

15 g. de onoto.

3 kg. de hojas de plátano.

1 Rollo de pabilo.

Preparación:

La masa

Sancochar los plátanos, convertirlos en puré y dejar enfriar. En un sartén, vierta el aceite y el onoto, mézclelo, deje calentar por un minuto y retírelo del fuego. Posteriormente, mezclar en un bol el puré de plátano, la harina de maíz, el guiso de pollo, realizado previamente, el aceite anotado, las aceitunas, las alcaparras, las pasas, utilizando un poco el caldo de pollo para amasar hasta obtener consistencia adecuada y reservar.

Los bollos

Lave muy bien las hojas y córtelas a lo ancho, en 50 cuadros de 50 centímetros de ancho y 30 centímetros de largo. De lo que quede, saque tiras de 8 centímetros de ancho.

En el centro de cada una de las hojas grandes, con un poco de aceite onotado, coloque una pelota de masa. Amarre con el pabilo como si fuera un paquete.

En un olla grande, coloque suficiente agua con sal, cuando esté hirviendo agregue los bollitos, tápelos, espere 30 minutos y retírelos. Escúrralos y déjelos enfriar, antes de llevarlos a la nevera.

Aporte nutricional
(1 ración):

Calorías: 178 kcal.

Proteínas: 4 g.

Grasas: 4 g.

Carbohidratos: 35 g.

T/ Loisemily Prieto
Receta: Luisangel Leiciaga-
Ruth Toglla
F/ Cortesía