Se cumplen 119 años de su nacimiento en Cumaná| Andrés Eloy Blanco le Cantó a la fuerza de la civilidad frente a la barbarie

El 6 de agosto de 1896 nace en Cumaná Andrés Eloy Blanco, uno de los grandes poetas del país, además de dramaturgo, ensayista y hombre de tribuna que, enfrentado a la dictadura de Juan Vicente Gómez e imbuido de los ideales de civilidad, incursionó en la política del siglo veinte venezolano.

LA GREY DE LOS ASOMBROS

A sus 17 años, ya radicado en Caracas se integra al Círculo de Bellas Artes, congregación de pintores, poetas, humoristas y músicos. En 1916, obtuvo galardón por su Canto a la espiga y al arado’, en los Primeros Juegos Florales de Guayana. En esta pieza se proyectará ante un auditorio nacional, con una “combinación de alejandrinos y endecasílabos” como recuerda Eduardo Casanova, ofreciendo su lectura de la América de la espada y de la espiga independentista, reivindicada “porque pasan rozándole la frente / los Ayacuchos y los Carabobos (…) el blanco Mariscal de las palomas / el agudo Simón de las espadas”, pidiendo el vate a sus contertulios, los pueblos del continente “venid, que ya se acerca la grey de los asombros”.

En 1923, concursa en los Juegos Florales de Santander, España, y obtiene el primer premio con su ‘Canto a España’. El primer cuarteto aún resuenan entre cultores del eco modernista. El rey de España en persona le entregó la premiación al bardo de 27 años.

Al año, cuando regresa a Venezuela, ya Andrés Eloy había adquirido renombre internacional. Y no era para menos: el melodioso recital del primer cuarteto de dicho Canto, ha estimulado por generaciones el entusiasmo por el arte de la versificación “Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Occidente, / yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón, / frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente / y en la arena sin mancha sepultado el talón”.

POESÍA Y CIVILIDAD

Y sin embargo, el poeta se adentró en otras áreas de la vida, que, como al Curioso Impertinente de la novela cervantina, le acarrearían inconvenientes para su tranquila indagación en el mundo de las letras, las bibliotecas y la tertulia bohemia de Caracas. Y era que, en la Caracas de las tres primeras décadas del siglo veinte, hacer reparos al gobernante, Juan Vicente Gómez, o incursionar directamente en la política pretendiendo modificar las circunstancias de poder, constituía acto altamente peligroso.

Así, Andrés Eloy con Carmen Clemente Travieso, Francisco Pimentel y otros intelectuales que adversaban el largo mandato del hijo de La Mulera, comenzó a editar un órgano clandestino ‘El Imparcial’, donde el humor era vehículo para la firme crítica contra el gomezalato, resultando preso tras la acción fallida del 7 de abril de 1828, jefaturada por el capitán Rafael Alvarado Franco. Andrés Eloy será remitido al Castillo Libertador de Puerto Cabello, donde la colocación de grilletes sobre sus tobillos le dejarán marcas de por vida. Y sin embargo, el poeta no guardó odio por sus carceleros, pidiendo a sus hijos en Coloquio bajo el olivo , no cobrar agravios “Por mí, la flor en las bardas / y la rosa de Martí(…)Por mí, ni un odio, hijo mío, / ni un solo rencor por mí”

TORRE DE MARFIL O CASTILLO DE GRILLETES

En la Venezuela del siglo diecinueve y la primera parte del siglo XX, hubo dos posturas intelectuales frente a la realidad histórica del país, la de aquellos autores que se abocaban a producir sus estudios, libros y artículos, o dictar cátedra, aduciendo que “su labor es escribir”; y la quienes entendían que el ejercicio de las ideas conlleva responsabilidad social, y compromete éticamente en cuanto se escribe o dice, con la actuación civil. De este modo, mientras hombres como Pedro Emilio Coll, Heraclio Martín de la Guardia y Manuel Días Rodríguez entre otros, produjeron una estupenda obra sin que los gobiernos de turno les sustrajesen con sus tiros ni censuras de ‘la totrre de marfil’ dentro de la cual se aislaban, otros, como Jacinto Fombona Pachano, Pío Tamayo, Salvador de la Plaza, Rómulo Gallegos y Andrés Eloy Blanco, cada uno con su ritmo de lectura respecto al compromiso y cambio histórico que requería el país-, afrontaron su visión con la del régimen gomecista. De allí que al acompañar ern 1941 la candidatura presidencial de Rómula Gallegos, Andrés Eloy resalta la labor creadora de país que el novelista adelantó en su obras creando, con sus personajes “caminos para que el pueblo los caminara”.

LUZ CARABALLO

En muchos de sus poemas, así como en su producción ensayística -como se constata en Vargas Albacea de la angustia- y también en sus artículos periodísticos, Andrés Eloy refleja la visión de quienes dentro de la filosofía positivista, explican la solución a los males de Venezuela a partir de la confrontación “Civilización-Barbarie”. Santos Luzardo llevando las luces, leyes y ferrocarriles al campo donde impera Doña Bárbara asistida por Ño Pernalete y el Bachiller Mujiquita. Y el poeta cumanés expone dicho cuadro en textos como Palabrero de la La Luca Luz Caraballo, donde condena la realidad de desarraigo, mercantilización de la mujer y el gamonalismo típicos de la Venezuela agraria “Tu hija está en un serrallo, / dos hijos se te murieron, / los otros dos se te fueron / detrás de un hombre a caballo”.

T/Néstor Rivero
F/Cortesía