Por Eduardo Viloria D.|Ángel, empecinado creador (Temática)

La noche del 21 de abril de 2012, Ángel Sanguino -técnico de celulares y actor en formación- se topó de frente con la tragedia minutos después de haber encarado la dicha: al salir de una exitosa audición para actuar en una película, mientras regresaba a casa en su moto a llevar la buena noticia, fue arrollado por uno de dos carros que hacían piques en la autopista.

Al recobrar el conocimiento en el hospital, Ángel se encontró con la noticia de que había perdido un brazo: “…Cuando te quitamos la chaqueta en la emergencia el brazo quedó adentro de la manga”, le dijeron. A esas alturas, la buena noticia ya no era su desempeño en el casting de la película, sino que había sobrevivido al accidente.

Otra noticia pareció confirmarle a Ángel que la vida estaba de su lado: “…Estoy embarazada, levántate porque vas a ser papá”, le había dicho su esposa mientras aun estaba inconsciente. Y luego, cuando ya había despertado y pudieron conversar: “…Esperaba darte la sorpresa la noche del accidente pero no llegaste”.

Cuenta su madre que lo primero que Ángel hizo cuando habló con ella fue pedirle un lápiz y un block: “Voy a dibujar mi brazo nuevo”. Hizo lo que le pidió, pero pensó en secreto que su hijo había enloquecido. La férrea voluntad de su hijo le demostraría el error de aquella dolorosa sospecha.

Luego de una vertiginosa recuperación, Ángel volvió a caminar y fue reincorporándose a la vida: “…Mi familia no se merecía que yo me convirtiera en una carga. Salir adelante significaba, en ese momento, volver a trabajar”. Y para un técnico en reparación de celulares como él, volver a trabajar significaba tener nuevamente los dos brazos.

Entonces se dedicó a su proyecto: estudió por cuenta propia electrónica, robótica y anatomía del cuerpo humano, buscó asesoría técnica, adquirió algunas herramientas, invadió un rincón de la sala de su casa y, siempre con la ayuda incondicional de su familia, logró construir el primer prototipo de prótesis electrónica: su nuevo brazo, ése que empezó a dibujar días después de haber salido de terapia intensiva. Y entonces volvió a su trabajo como técnico de celulares.

Hoy, después de dos premios de Ciencia y Tecnología, Ángel Sanguino continúa trabajando en el desarrollo y perfeccionamiento de su brazo electrónico. Día a día demuestra que aquel encontronazo con la tragedia fue al mismo tiempo y paradójicamente una encrucijada que terminó por revelar una poderosa dimensión de su personalidad: la de empecinado creador y extraordinario tecnólogo.