Hoy se cumplen 195 años del discurso que refundó a Venezuela|En Angostura Bolívar rompió con la República mantuana

Un día como hoy, hace 195 años, Simón Bolívar leyó el discurso de instalación del Congreso de Angostura. Junto al Manifiesto de Cartagena (1812) y la Carta de Jamaica (1815), se trata de uno de los documentos más importantes del Libertador, entre otras razones, porque en él se expuso la visión de una nueva república, basada en una profunda comprensión de la realidad de la época.

Esa visión, señaló el historiador Manuel Carrero, planteó una ruptura definitiva “con la república mantuana” que cayó en 1814, en buena medida por la acción de José Tomás Boves y su legión infernal.

“Uno de los propósitos del Libertador con el discurso (de Angostura) era convencer a los congresantes de que el proyecto de Constitución que les presentaba era la mejor vía para crear una República sólida, consistente, duradera, fundamentada en principios éticos y morales, etc. Por eso dice que está convencido que el gobierno de Venezuela debe ser reformado, es decir: refundado”, explicó.

La Constitución de 1811, acotó el historiador, “había creado una República de mantuanos en una transición del régimen monárquico al régimen de la aristocracia territorial, esclavista, dueña de la tierra, del alto comercio y con prerrogativas sociales y culturales”. Se trataba de “un modelo de República casi de ficción”, pues se basaba en la creencia de “por mandato de la ley todo se arreglaba”.

“Imagínese si eso iba a funcionar en un país con menos de un millón de habitantes donde el ochenta por ciento o más estaba constituido por esclavos, pardos, mulatos en condición de siervos o libres repudiados, que eran analfabeto”, expresó Carrero.

DISCURSO POLÉMICO

Es sabido que el Discurso de Angostura generó polémicas por planteamientos como el de consagrar la liberación de la población esclavizada y la petición de que el Congreso ordenara la distribución de los bienes nacionales, “conforme a la ley que a nombre de la República he decretado a beneficio de los militares venezolanos”.

Pero no menos incómoda resultaba la idea de un Estado centralizado.

Para ubicar esa discusión en su contexto, “Carrero destacó que la de 1811 fue “una Constitución que creaba una república de provincias federadas, pero en la cual cada oligarquía era virtualmente autónoma y libre de acatar o no las determinaciones del gobierno central que además, ¡vágame Dios! estaba formado por un triunvirato”.

“Vea usted la situación: en un escenario en el que las fuerzas realistas venían con todo en una guerra de reacción para aplastar el desacato venezolano a la Corona española, aquello era un gobierno sumamente frágil, inconsistente”, con estas elocuentes palabras, Carrero puso de relieve otro problema:

“Esa era Constitución hecha a la medida de otras realidades sociales, históricas y culturales, que se inspiró en la Constitución de Estados Unidos, en los Derechos Universales del Hombre y el Ciudadano promulgados en Francia durante la Revolución, en ideas de filósofos europeos”, esos principios chicaban con un país donde “lo que había eran negro esclavo y negro libre, indio, blancos de diferentes condiciones, oligarquías de grande y de mediano poder, era una sociedad heterogénea en todos los sentidos”.

LA CLARIDAD DE BOLÍVAR

El Bolívar de Angostura era el mismo de Cartagena y Jamaica, pero más maduro. La caída de la Segunda República y las dificultades para reorganizar las fuerzas en el destierro lo aleccionaron sobre sobre la necesidad de la unidad de mando y de propósito y al mismo tiempo de apoyo internacional. Ahora, en 1819, el desarrollo de la guerra, en la que progresivamente se sumaban a la independencia los sectores populares, confirmaban su convicción de que era clave reconocer el carácter social del conflicto.

Carrero subrayó que, a la luz de esa realidad, un modelo constitucional tan apegado a la visión de la aristocracia mantuana, resultaba políticamente inoperante y socialmente inviable. Su reflexión en este sentido, respondió a esta afirmación de Bolívar:

“Nuestra constitución moral no tenía todavía la consistencia necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente representativo, y tan sublime que podía ser adaptado a una República de santos”.

Esta crítica “a las ideas ilusas de aquella Constitución”, señaló Carrero explicaría por qué “el Libertador, y seguramente los patriotas sensatos concluyeron en que esa Constitución y esa forma de gobierno no sólo no era inoperante y fútil, sino que había que fundar una República sobre bases más cercanas a la realidad indio-negro-mestizo-blanco venezolana”.

Por eso, insistió, “había que hacer una reforma, más bien digo una refundación, porque el proyecto anterior quedó hecho trizas y no funcionó ni siquiera para el mantuanaje”.

RELEGITIMACIÓN DEL PODER

Cuando leyó su discurso en Angostura, Bolívar estaba consciente de que había llegado el momento de relegitimar el poder que detentaba. Incluso resignó el mando en el Congreso. La declaración con la que da inicio al documento es elocuente en ese sentido:

“¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República (…) Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me habría sometido al terrible y peligroso Dictador Jefe Supremo de la República. ¡Pero ya respiro devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social!”.

Consultado sobre el sentido concreto de estas palabras, Carrero explicó que la experiencia que antecedió al año 1819 determinó que Bolívar se hiciera “Dictador Supremo por la vía de los hechos. No es que hubo una declaratoria oficiosa: De hoy en adelante soy Dictador Supremo, no. Además ese concepto tenía en aquella época otra connotación y no la que hoy tenemos de lo que es un dictador”.

En todo caso, aseveró, la concentración de poder en manos del Libertador respondía a la “anarquía en medio de la que se vivía”.

LA RUTA A ANGOSTURA

Cuáles fueron esos hechos que llevaron a la dictadura a la que el propio Bolívar le pondría fin en Angostura. Carrero los reconstruyó en un apretado relato:

“En 1817 Bolívar regresó a tierra venezolana y se dirigió a Guayana, que había sido liberada por José Manuel Piar. Desde allí, cambió la estrategia espacial de la guerra, ahora quedaba posesionado del Orinoco, de Angostura, de ganado, oro, maderas y otras riquezas que habían fomentado por las misiones de los Capuchinos”.

En ese sentido, señaló que “se venía del reordenamiento de la lucha independentista, que pasó por el ‘alzamiento’ de Mariño, quien con derechos ganados era una figura indiscutible y había convocado a un Congreso en Cariaco. Allí proclamó una República Federal y desconoció la autoridad de Bolívar, pero una gran cantidad de jefes que regresaron con este desde Haití lo respaldaron”.

“De modo que ese año puso disciplina y antes de terminar el año ya había organizado un Consejo de Gobierno. Le urgía crear los organismos que dieran a entender en el exterior que de lo que se trataba era de una lucha seria de una nación que peleaba por sus derechos”, agregó.

Fue en ese trance, señaló el historiador, cuando Bolívar “tuvo que fusilar a Piar, para poner orden, y Páez lo reconoció como jefe. De ese modo pudo reiniciar la guerra en lo que se llamó la Campaña del Centro que lleva a Bolívar hasta las cercanías de Calabozo y hace huir a Morillo que le permitió asegurarse el territorio de Guayana. Angostura se convirtió en capital accidental o provisional”.

El término de ese camino fue el Congreso constituyente el 15 de febrero de 1819, que fue posible por la estabilidad que Bolívar había logrado. En efecto, en ese momento, “consideró que era la ocasión para convocar a un Congreso, ante el cual leyó el célebre Discurso. Por eso, pienso yo, ahora que entregaba el poder al Congreso, podía decir que además de las hostilidades patriotas y realistas, y todo lo que tuvo que llevar sobre sus hombros, lo había hecho forzado por las necesidades imperiosas de poner orden, encausar y replantear la guerra, fundamentar política y jurídicamente la República, y todo porque ahí estaba un pueblo que era el objeto y sujeto de esa lucha”.

T/ Carlos Ortiz
F/ Archivo CO

Leyenda: Manuel Carrero: El Libertador comprendió que el pueblo era objeto y sujeto de la lucha