Por José Gregorio González|Apología de la violencia (Opinión)

Sucesos violentos difíciles de asumir como cotidianos se suceden a menudo en Venezuela. El Gobierno jamás ha negado su existencia; al contrario, pone en práctica planes para combatirla en todos sus ámbitos. No puede acusarse alegremente al Estado de ser responsable exclusivo de cada suceso que ocurra dentro de las fronteras de la Patria y menos señalarlo de no actuar para bajar los índices de criminalidad.

Las campañas de desprestigio que la oposición lleva a los foros internacionales pretenden crear en los pueblos del mundo una matriz de opinión que conecte sucesos aislados con la supuesta incapacidad del Gobierno para combatir la violencia. Cualquier cantidad de epítetos funcionan al momento de arremeter contra nuestro país.

La muerte de la reconocida actriz Mónica Spear y su compañero se ha manipulado desde la mediática nacional e internacional para crear zozobra e incertidumbre en el colectivo venezolano. Muchos compatriotas que moran en el exterior, entre ellos personajes de la televisión, han desatado una guerra cruenta de información al extremo de desdecir de Venezuela afirmando que no volverán al país argumentando miedo a pasearse por sus calles. Son los mismos actrices y actores que viven de hacer trabajos donde se hace una explicita apología de la violencia.

Con su doble moral y desgarro de vestiduras no convencen a nadie. Pueden justificarse aludiendo que su trabajo parte de la ficción como forma de esparcimiento y recreación. Pero de ella quedan los modelos que la TV propaga a diario y que niños y jóvenes copian para poner en práctica en su vida cotidiana.

¿Acaso las novelas que atosigan diariamente a los televidentes y en la que actúan estos críticos del Gobierno no están plagadas de violencia? ¿No son ellas y ellos los protagonistas de tanto desprecio y segregación hacia las clases populares? ¿Cuáles son los valores que inculcan con sus actuaciones atadas a cánones clasistas y de poder?

Sumemos voluntades, construyamos la paz desde la dignidad y la verdad. ¡Basta de mentiras!

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