Argimiro Gabaldón: vida y alegría en lucha contra la tristeza y la muerte

En la década del 50, América Latina comenzó a vivir una década de pasión revolucionaria a pesar de que dictaduras por doquier imponían una eterna noche sobre nuestros pueblos. En el Caribe, Fidel Castro aceleraba el camino para destellar el brillo de la estrella de la bandera cubana. Pese a las adversidades, era como si los líderes de nuestras gestas de Independencia hubiesen vuelto caras y se echaran a andar de nuevo.

En Venezuela, la dictadura de Pérez Jiménez maquillaba con discurso patriótico un país sin reales garantías. Lo único garantizado era que nuestras riquezas continuaran siendo explotadas por las transnacionales, asegurando el rol de “proveedores seguros de materia prima”. Despejando las tinieblas, había una juventud que se organizaba, que soñaba la oportunidad de hacer realidad los sueños de nuestros Libertadores y de construir un modelo social justo para las grandes mayorías. A aquello lo llamaban la liberación nacional.

Era la construcción de una nueva historia que sepultaría las injusticias y atropellos. Al final de los años 50 coincidió la victoria de la Revolución Cubana y el despertar del pueblo venezolano ante la dictadura de Pérez Jiménez. De allí en adelante, los caminos de Latinoamérica se hicieron vertiginosos en la carrera por ser realmente independientes.

Desde Washington llamaron a la traición. Rómulo Betancourt estafó las esperanzas de un pueblo, encarnó la continuidad de una dictadura que tomó el vestido de la manipulación con votos. Pactaron la continuidad del sometimiento. Pero había quienes no pensaban detenerse sino multiplicar su lucha. Uno de los jovenes de ese tiempo, de esa épica, fue Argimiro Gabladón. Hoy el pueblo lo acompaña al Panteón Nacional para que comparta ese sagrado recinto junto a los héroes de su patria.

EL COMUNISMO LLEGA AL TOCUYO

Hoy, al llegar al Panteón Nacional, Argimiro Gabaldón también estará festejando su cumpleaños. Nació el 15 de julio de 1919 en una zona rural entre las poblaciones de Biscucuy y Guanare, estado Portuguesa. A pesar de los miles de kilómetros de distancia que separan esa región de la Europa donde se desarrollaba el pensamiento marxista, Argimiro asumió el comunismo como la idea que centraba la liberación de su pueblo. Su nombre figura entre los fundadores de la primera célula del Partido Comunista de Venezuela en la población larense de El Tocuyo, donde residía su familia.

Con 18 años ingresó al PCV. “Chimiro” seguía el ejemplo de su padre, el general José Rafael Gabaldón, quien había emprendido también la lucha contra el dictador Juan Vicente Gómez. Por los rincones de esa frontera tenue que va separando la cordillera andina de los llanos venezolanos, continuaba el combate contra el autoritarismo organizando al movimiento campesino, enfrentando en la clandestinidad al régimen de Pérez Jiménez. Argimiro fue poeta y también comunicador, a su paso fue instalando imprentas para la batalla y tuvo la misión de establecer una emisora de radio para informar al pueblo sobre la lucha contra la dictadura.

Luego vino la historia ya contada al comienzo de este trabajo. Betancourt y las élites decidieron imponer una nueva forma de autoritarismo y mantener la sumisión ante los dictámenes de Washington y las transnacionales. Comenzaron a perseguir, a asesinar al movimiento social, a criminalizar e ilegalizar a la izquierda, entonces le correspondió a Argimiro Gabaldón en su militancia comunista, revolucionaria y patriótica liderar el principal organismo de batalla ante la dictadura disfrazada de democracia. En las montañas de Lara se forma el Frente Guerrillero Simón Bolívar, el más importante que tuvo en el país las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

Hasta 1964, el comandante Carache estuvo al frente de la organización guerrillera. El 13 de diciembre de ese año una bala perdida le arrebató la vida sin que su alegría continuara acompañando las esperanzas del pueblo venezolano. Algunas versiones indican que no se trató de un hecho fortuito y que las operaciones de infiltración del régimen del Pacto de Punto Fijo habían perpetrado el asesinato del combatiente portugueseño.

ARGIMIRO, HOMBRE QUE FUE TIERRA

En el Aló Presidente número 262, efectuado el 10 de septiembre de 2006, el presidente Hugo Chávez expresó, desde la ciudad de Boconó: “Argimiro Gabaldón tierra, hombre que fue tierra, que fue historia en todas estas tierras, en todas estas montañas de Trujillo, Portuguesa y de Lara, se hizo leyenda como lo dice Alí Primera, donde se hizo leyenda Argimiro Gabaldón con su corazón y su brazo ¡Viva Argimiro Gabladón! Gritamos los revolucionarios en estas montañas que se parecen a él eternas. Altota la montaña, altota la montaña como nuestra esperanza, altota como la patria, altota como nuestro sueño, grande y bella como lo que estamos haciendo y aún más lo que haremos”.

Con la Revolución Bolivariana, volvieron no solo los héroes de la Independencia contra el colonialismo español, regresaron también todos los hombres y mujeres que han luchado por la tierra venezolana. En ese mismo Aló Presidente 262, el comandante Chávez recordaba que Argimiro Gabaldón era también inspiración, como Bolívar, como Cristo, del camino del socialismo como el indicado para detener toda la destrucción que causa a su paso el capitalismo.

CHÁVEZ HABLA CON LA GABALDONERA

En el Aló Presidente del 10 de septiembre de 2006, el presidente Chávez conversó con los familiares de Argimiro Gabaldón, acá reproducimos para ustedes parte de esa conversación.

Presidente Chávez: Bueno y están aquí también hijas y nietos de Argimiro Gabaldón, el que se hizo leyenda con su corazón y brazos, Taniana Gabaldón, Carmen Gabaldón, Beatriz Gabaldón sus hijas, Héctor su nieto Gabaldón y Tania Riera Gabaldón nieta y su viuda María Luisa de Gabaldón está en su casa viendo el programa. Vamos a darle un aplauso a Gabaldón, a la gabaldonera, las gabaldoneras.

Argimiro era hijo del general Gabaldón ¿dónde están las hijas de Argimiro? Hola, tú eres Tatiana, Tatiana tú papá era hijo del general Gabaldón.

Tatiana Gabaldón: Sí, su penúltimo hijo.

Presidente Chávez: Cuéntanos, cómo está, qué gusto verlos aquí. Oye, sabes, yo admiro a tu padre, me hubiese gustado ser soldado de su batallón.

Tatiana Gabaldón: Imagínate tú, a todos nos gustaría ser soldado de ese batallón, pero algo muy importante es que nos dejó la huella que tenemos que seguir y creo que muchos las estamos siguiendo y como le pido yo siempre no nos dejes, alúmbranos ese camino para que nosotros podamos seguir tu huella hasta las últimas consecuencias y así siguió la huella él de su padre.

Presidente Chávez: Claro, él venía de la extirpe de su padre, mi general Gabaldón ¿su nombre completo era?

Tatiana Gabaldón: José Rafael Gabaldón.

Presidente Chávez: José Rafael Gabaldón, compañero y amigo de Pedro Pérez Delgado, de ahí viene nuestra sangre y nuestra herencia y nuestro compromiso. Tatiana, tú lo sabes muy bien.

Tatiana Gabaldón: Él compartió también cárcel con Pío Tamayo en el castillo de Puerto Cabello.

Presidente Chávez: Claro, ellos estuvieron todos allá como dice el poema de Andrés Eloy Blanco que se llama “Maisanta, el último hombre a caballo” dice: Todos estábamos allí presos de Gómez, todos habíamos llegado; les daban vidrio molido, ahí estaba… Anteanoche, cuando estábamos entregando justicia, haciendo justicia con nuestros pensionados, pagándoles las deudas de muchos años una señora descendiente de Zamora estaba allí, un señor y otra señora descendiente de Miranda me hablaba de que su abuelo Miranda nieto del Generalísimo estuvo preso también, el general, no recuerdo el nombre ahora, era el abuelo de ella con Pío Tamayo, con tu abuelo, con mi abuelo, solo que mi abuelo murió preso, a él se le complicó, le daban vidrio molido y entonces se complicó y murió a los 49 años. Pedro Pérez murió muy joven. Bueno, qué más Tatiana, cuéntanos, dónde está Carmen y Beatriz y Héctor y Tania.

Tatiana Gabaldón: Y Alejandro el último hijo de Argimiro también está.

Presidente Chávez: Dónde está Alejandro, no me dieron en la lista, aquí no estaba pero bueno, Alejandro, Alejandro Gabaldón, qué tal Alejandro.

Alejandro Gabaldón: Muy bien, muchas gracias por esta invitación y por todo lo que está sucediendo en el país. Nosotros también somos unos soldados pero de la idea que usted profesa y que profesaba mi padre también y bueno aquí estamos siempre en la lucha pues, parados de pie dándole hacia adelante.

Presidente Chávez: Claro, somos soldados de esa misma batalla.

Alejandro Gabaldón: Por supuesto.

Presidente Chávez: De tu padre, de tu abuelo, de nuestros viejos pues, ellos hicieron… dieron su vida a su manera, aquellos con un fusil, ojalá que no nos toque a nosotros, bueno a mí me tocó de otra manera, pero ojalá que nunca nos toque más un fúsil, ellos tuvieron que hacerlo, ustedes estaban muy niños cuando murió Argimiro ¿verdad?

Alejandro Gabaldón: Así es, yo tenía 11 años.

Presidente Chávez: 11 años y tu Tatiana mucho menos.

Tatiana Gabaldón: Yo tenía 5 años.

Presidente Chávez: Estabas caminando, empezando a caminar.

Tatiana Gabaldón: Yo tengo muy pocos recuerdos pero…

Presidente Chávez: Si te iba a preguntar eso.

Tatiana Gabaldón: Si tengo muy pocos recuerdos pero afortunadamente vibro y vivo de las experiencias de mis hermanos, de mi mamá, de la gente del pueblo que nos cuenta cualquier cantidad de cosas sobre Argimiro. Mira y algo muy importante que él decía, según he recogido en sus cartas, él decía que él no había nacido para ser soldado, pero si la patria y su pueblo lo necesitaba él iba a ser uno de los primeros que iba a estar en la fila para dar su vida por su país y así fue.

Presidente Chávez: Qué edad tenía Argimiro cuando…

Tatiana Gabaldón: 45 años.

Presidente Chávez: 45 años, un muchacho. Era un muchacho y dio su vida por esta patria, pero vive con nosotros.

¡Viva Argimiro Gabaldón! Vive en estas montañas, ese aplauso para este poeta y escritor, guerrero y luchador.

Ese día Tatiana Gabaldón entregó al presidente Chávez algunos textos de su padre, un poema acá lo revivimos:

Presidente Chávez: Yo los leo, si, “Recuerdos de mi Padre cuando fue a la guerra ahora que yo me voy”. Qué bonito. Yo partí hace muchos años pero es tan difícil irse que cada vez que amanece parece de nuevo que nos vamos y en camino en todos sus instantes hay junto a nosotros algo terco unido a la piel y a la sangre que no nos desampara, eso es lo que se queda, todo lo que se queda va con nosotros, nosotros somos lo liviano, lo que salta, lo que corre, el camino y el recuerdo, la tupida tela que lo guarda, puedo verlo todo, tú, yo, el hermano, la madre, su regazo tierno, el patio extendido y los árboles en fila, el macizo de las guafas, el rumor de río y los cerros elevándose hasta el cielo. Argimiro Gabaldón, el poeta, el hombre, el compañero, el padre, el revolucionario inolvidable, yo me llevo mi busaca argimiriana para alimentar más esta alma y este espíritu.

CARTA DE ARGIMIRO GABLADÓN A SU PADRE

“Querido papá, me ha contentado saber de ti que estás bien (él estaba en la montaña en este tiempo) las comunicaciones conmigo por lo común se hacen difíciles, pues me muevo constantemente con relativa rapidez, con mucho sigilo y casi no paro en ninguna parte, sin embargo, creo que ahora podríamos establecer un contacto epistolar más frecuente ya que estamos a medida que se extiende y consolida el apoyo campesino, organizando mejor todo lo relativo a comunicaciones, enlaces y contactos. Yo estoy muy bien de salud, tengo una gran resistencia física, puedo caminar hasta 20 horas seguidas de día y de noche y durante semanas me desplazo de un lugar a otro apenas descansando por la noche, ni el agua, ni el sol me hacen daño, ni el frío, ni el calor, el enemigo ha regado rumores sobre enfermedad, deserción, pero ninguna de esas cosas tiene la menor base porque si físicamente estoy muy bien, moralmente estoy mejor aún, con plena fe en lo firme de nuestra victoria, pues todo contribuye a llenarme de optimismo (al final se despide) mucho deseo tener los conocimientos que en esta oportunidad se requieren para mejor servir a la revolución, pero por ninguna razón me apartaré ahora de mi pueblo, él ha sido siempre el gran maestro de sus conductores, él me enseñará a servirle. No soy un guerrero, nunca lo había pensado ser, amo la vida tranquila, pero si mi pueblo y mi patria necesitan guerreros yo será uno de ellos y este pueblo nuestro los ha parido por millones cuando los ha necesitado. No les pido a los que me quieren otra cosa que el respeto por mi obsesión y que me sigan queriendo así le darán más fuerza a mi espíritu, tu hijo que te quiere Argimiro” en la montaña de Lara el 27 de julio de 1964.

LA PASIÓN DEL REVOLUCIONARIO

Una enorme sensibilidad debe concentrar el alma de quienes deciden entregar todo por la redención de su pueblo. El arte, como expresión de los sentimientos, generalmente ha rodeado la pasión de los revolucionarios. Es así como un poema de Argimiro Gabaldón sobrevivió a cualquier dificultad y persistió y persistirá como lo hizo su autor en la batalla por su pueblo, por su patria. “Somos la vida y la alegría, en tremenda lucha contra la tristeza y la muerte”, son los versos más conocidos de este texto que reproducimos a continuación:

No permitas que tu dolor se esconda
“No permitas que tu dolor se esconda
oblígalo a salir desnudo a que combata
que empuñe el fusil y la granada
que anime la marcha
que estalle en un grito en el asalto
que ría y que cante en la emboscada
Tu pena y mi pena y la de todos
es una sola pena militante armada
es el fuego que arde en la alborada
la revolución que avanza desbordada
hacia el milagro de las cadenas rotas
Y el gran sufrimiento se tornara alegría
emergerá del fuego un mundo diferente
será el llanto detenido
y dejará la sangre de correr asesinada
se esparcirá la risa
y los niños puros como pájaros en vuelo
llenarán los parques con sus gritos
y nosotros estaremos allí, ¡seguro que estaremos!
como una llama ardiendo eternamente
Somos la vida y la alegría,
En tremenda lucha
Contra la tristeza y la muerte”
Venceremos camaradas
Unidos venceremos.

Argimiro Gabaldón

T/ Chevige González Marcó
F/ Prensa Mippci
Caracas