Columna Reporteando|El arma es educar (Opinión)

La educación transformadora que se intenta hacer dentro de la Revolución es la que debe garantizar la formación de las y los nuevos ciudadanos que trabajen por la Patria en el futuro inmediato. Obviamente necesitamos revisar lo que está sucediendo dentro de las aulas de escuelas y universidades donde las luces no están siendo asumidas como debe ser.

El ministerio más importante de la Revolución Bolivariana y de cualquier otro Gobierno en el mundo debe ser el Ministerio del Poder Popular para la Educación en general. En éste se debe trabajar por la alimentación del conocimiento y la liberación de nuestra especie a través de las distintas filosofías que nos ayuden a comprender los acertijos de la vida.

Allí comienza la etapa de transformación y formación de las nuevas mujeres y los nuevos hombres. La sociedad nos exige mayor eficiencia y producción, esto no se combate más que con una educación completa y de calidad, transmitiendo tanto conocimiento como sea posible a nuestro pueblo y de esta manera garantizar la fortaleza del Estado en una sociedad mejor preparada y menos ociosa.

No basta con editar, reproducir y repartir millones de libros; se trata más bien de formar a millones de lectores. De hacer un pueblo de gente ilustrada que combata la ignorancia con el estudio de las ciencias, el desarrollo de la fe y la producción de contenido para el fortalecimiento de las bases fundamentales que mantengan en pie de lucha a este Gobierno Popular.

Fue el 27 de junio de 1870 cuando el masón y presidente de la República de Venezuela Antonio Guzmán Blanco decreta una educación pública, gratuita y obligatoria, tomando en cuenta que desde la ilustración y transferencia del conocimiento se cultivan las almas del pueblo y se combate la ignorancia en todas sus facetas. Entonces no hay excusa para que no tengamos los mejores maestros que complementen una educación que está siendo deformada en nuestros hogares.

«Detesto lo que dices, pero defendería hasta con la muerte tu derecho a decirlo” decía Voltaire, otro gran pensador que deja grandes aportes para esos millones de educadores que han dejado su vocación a merced de un papel moneda, mientras nuestra sociedad se alimenta del vició, violencia e ignorancia que desprende el capitalismo por falta, no de libros, sino de quien enseñe verdaderamente qué es lo que contienen.

Se hace necesario aprender a pensar y seguir venciendo.

T/ Loel Henríquez