Armando Rojas Guardia vivió con alma poética sus “días de pasión y noches de insomnio”

Armando Rojas Guardia

“He tratado de ser un escritor honesto”, le comentó una vez Armando Rojas Guardia a la periodista Dulce María Ramos… Y lo fue hasta este jueves 9 de julio, cuando falleció a los setenta años debido a diversos problemas de salud.

Nos acordamos de este poeta y ensayista ya que lo vimos en la cinta documental “Tí@s, de John Petrizzeli, donde comentó sin tapujos, tal como lo hizo en otras entrevistas, su frustrado intento de ser sacerdote, su homosexualidad y sus problemas con el alcohol.

Por cierto, sobre los flujos etílicos, señaló a la citada Ramos que “el alcohol no ayuda a la vocación literaria, más bien puede ser un estorbo. Sin embargo, el alcohol puede ser benéfico si uno lo toma y lo asume moderadamente como estímulo para ver la belleza de la realidad”.

Fue hijo del también poeta Pablo Rojas Guardia. Durante los primeros siete años de vida vivió en Praga, Haití y Nicaragua como consecuencia de los cargos diplomáticos de su padre. En su juventud vivió en Colombia, Suiza y Nicaragua, donde conoció al también desaparecido bardo Ernesto Cardenal en la isla de Solentiname.

Luego su vida transcurrió entre Caracas y Mérida, donde se dedicó a fondo a los estudios filosóficos, que ya había comenzado en su juventud. Según relató en varias entrevistas, pasó muchos “días de pasión y noches de insomnio”.

Sin embargo, en esos trasnochos procedió a la relectura estudiosa de textos fundamentales de San Juan de la Cruz, Santa Teresa, Góngora, Eliot, Blanchot, Bernanos, Deleuze, Barriles, Borges, Huxley, Rilke, Joyce, Nietzsche, Maquiavelo, Kant, Pessoa, Faulkner, Kafka, Rimbaud, Milton, Blake, Sade, Jung, Bataille, Pavese, Dante, Ricoeur, Camus, Lezama Lima, Octavio Paz y Rafael Cadenas.

Sus comienzos como escritor se dieron en su hogar y fue clave su participación en el Taller Calicanto de Antonia Palacios, la cual se cimienta con su activa participación en la creación del Grupo Tráfico en 1981.

Espiritual

Expresó en esa oportunidad su concepto de religión: “Si tuviera que definir en qué consiste la experiencia religiosa, diría que es la aceptación de mí mismo delante de Dios”.

“En nuestro tiempo, bajo el bombardeo constante y avasallador de los medios de comunicación de masas y esclavizados por el moderno mito de la velocidad, estamos permanentemente solicitados por una verdadera avalancha de estímulos exteriores, lo cual nos imposibilita muchas veces la experiencia gozosa de nuestra propia interioridad”, amplió Rojas Guardia sobre su concepción de la espiritualidad.

Sin embargo, desde los trece años tuvo sus encontronazos con el catolicismo y su homosexualidad; pero con el tiempo logró conquistar “cada vez con mayor alegría, un espacio de reconciliación como mi orientación erótica”.

De su prolífica producción literaria se pueden citar los poemarios Del mismo amor ardiendo (1979), Yo que supe de la vieja herida. (1985), Poemas de Quebrada de la Virgen (1985), Hacia la noche viva (1989), Antología poética (1993), La nada vigilante (1994), El esplendor y la espera (2000), Patria y otros poemas (2008) y Mapa del desalojo (2014).

En 2009 los sellos Bid & Vo. editor y EBUC-UCV publicaron la antología poética Fuera de tiesto, con estudio introductorio y selección de Harry Almela, volumen que incluye una interesante entrevista a Rojas Guardia realizada por la poeta y traductora Ana María del Re.

De este libro extraemos un fragmento del poema “La desnudez del loco”, que Guardia calificó de autobiográfico, como muchos otros: “Nosotros, desnudos, en el baño/-el baño era el resumen convergente/de toda nuestra vida en casa-/y el muchacho desnudo en su prisión/éramos y aún somos aquel hombre…/.

Y en varias oportunidades señaló que “vivir poéticamente es vivir en resistencia, oponerse al horror y la barbarie, temple psíquico y capacidad de respuesta espiritual”.

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T// Eduardo Chapellín
F/ Archivo CO