El uso en público del burka quedará prohibido en Austria a partir del próximo domingo, mediante una ley que ha sido criticada como innecesaria y difícil de aplicar, y que puede afectar más a las turistas ricas de países árabes que a las pocas musulmanas que usan esa prenda en el país.
La norma establece que «quien en los espacios o edificios públicos se cubra u oculte el rostro con ropa u otros objetos, de manera que no sea reconocible, está cometiendo una infracción», punible con hasta 150 euros (equivalente a 177 dólares).
La redacción de la ley se cuida de no usar las palabras «burka», «nicab», o «islam», pero su vinculación con el debate público sobre los inmigrantes musulmanes queda claro cuando se lee que su objetivo es «impulsar la integración mediante el refuerzo de la participación de la coexistencia en la sociedad».
Por su parte, la policía local no está de acuerdo con la medida. Hermann Greylinger, del sindicato de Policías declaró: «No vamos a hacer guardia delante de los hoteles o las joyerías de lujo». Considera que la ley es innecesaria y difícil de aplicar.
Greylinger destaca que el Ministerio del Interior ha pedido a sus agentes que traten el asunto con «delicadeza». De momento, la Policía ha desarrollado un protocolo de actuación y un folleto informativo en alemán, inglés, árabe y turco.
Carla Amina Baghajati, parte de la directiva de la Comunidad Islámica de Creyentes de Austria (IGGÖ), advierte que su prohibición será contraproducente y puede atentar contra la libertad religiosa.
Agrega que el veto ataca el derecho a decidir de las mujeres y que el objetivo de darles más libertad no puede lograrse con prohibiciones o tutelándolas.