Por Ana Cristina Bracho|La solidaridad (Opinión)

Desde hace algún tiempo, y cada vez de forma más usual, un par de personas han puesto en mis manos una responsabilidad a la que no le consigo equivalente. Se trata de confiarme en sus momentos más duros las dificultades sociales y económicas a las que les llevan sus enfermedades crónicas. Pues la gente pasa una cantidad de quijotadas tristes cuando descubre que padece estos males o se las ingenian para vivir con ellos. Para atenderla, se ha venido tejiendo una especie de red en la cual hay gente que sabe cómo llamar a donantes de sangre, que te da una mano con el formato o con la dirección del sitio donde dan ayudas sociales, pero su desmedida generosidad me hace pensar lo poco organizada que está la solidaridad. Por ello mi nota esta vez es una propuesta: hacerla horizontal y permanente.

La democracia participativa conoce de múltiples formas asociativas que deberían pensar también en estos temas, de allí que se puede proponer que los Consejos de Trabajadores que hacen vida en empresas públicas y privadas tomen la iniciativa de supervisar parte de los fondos de responsabilidad social de sus trabajos para ir en la ayuda de enfermos crónicos y que los comités de salud en los Consejos Comunales hagan cotidianas jornadas para donar sangre y difundir de la ley de donación de órganos.

Es innegable que el Estado socialista ha puesto el mayor de los empeños para favorecer a las personas que sufren malestares permanentes, de allí vemos las farmacias de alto costo, el Cardiológico Infantil, los servicios oncológicos pero nada de esto es suficiente ante las pandemias del siglo XXI.

Creo, y me atrevo a afirmarlo, que luchar contra nuestro individualismo es la única receta que podrá mitigar el malestar que a diario pasan millones de personas. Lo contrario es sentarse a esperar que nos toque y a rezar que así no sea y enfrentarnos a estructuras en las que muchos quieren ayudar pero pocos saben cómo.

Cuando digo esto lo hago reflexionando sobre el Estado que en 1999 afirmamos querer con la Constitución y que a diario venimos haciendo, pues solo se verá poblado de mujeres y hombres nuevos cuando cambiemos las cosas que pensamos y veamos las estructuras que siguen haciendo de la pobreza y la soledad las mayores vulnerabilidades para caer enfermos. ¡Cambiemos nosotros y cambiemos esto!.

@anicrisbracho