Expertos aseguran que la reconstrucción podría tomar ocho años de trabajo constante y sostenido
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En la actualidad los habitantes de Maracaibo y sus autoridades debaten y trabajan en el rescate del casco histórico, liberado de tarantines y economía informal que habían tomado esos espacios desde hace más de 50 años.
Sin embargo el debate obliga a tratar de dilucidar cuándo comenzó la destrucción real de este casco histórico y qué es lo que realmente se intenta recuperar como parte de la memoria histórica local.
El original casco histórico de Maracaibo se ubicaba en la zona que antes ocupó la populosa barriada El Saladillo, que ya estaba en pie en el año 1774. De este eje histórico y colonial ya no queda mucho; fue destruido por el expresidente Rafael Caldera en el año 1970 bajo un “plan de modernidad de la ciudad”.
En esa cuadra solo sobrevive la Casa de la Capitulación, construida a mediados del siglo XVIII, y la Catedral de Maracaibo, llamada también la Catedral de San Pedro y San Pablo, instalada desde la misma fundación de El Saladillo como primer asentamiento local. El resto de las construcciones surgieron a mediados y finales del siglo XIX.
Para el arquitecto Pedro Romero, experto en patrimonio cultural, la decadencia de lo que hoy se conoce como casco histórico se inició en 1970, junto con la destrucción de cuatro cuadras de lo que quedaba de la época de la colonia, la barriada de El Saladillo.
CIUDAD PUERTO
Maracaibo es una ciudad puerto gracias al lago. Mucho tiempo después de su fundación y el asentamiento de las primeras familias en El Saladillo, aumentó el comercio lacustre y se establecieron importantes casas comerciales alemanas e inglesas, tales como Boulton, Blohm, Beckman, Breuer-Möller & Co., Zingg y Steinvorth.
El comercio dio paso a la prosperidad de la ciudad y trajo consigo modernos servicios como el teléfono (1879), el tranvía (1883) y la electricidad (1888). Dentro de ese ambiente nació la primera tienda por departamentos del país, la Casa Mac Gregor, fundada por el empresario zuliano Emilio Mac Gregor Novoa en el año 1892.
Son precisamente estas edificaciones de finales del siglo XIX las que aún se mantienen en pie, luchando contra el abandono y la economía informal. También la esquina de Mac Gregor, el edificio Tito Abbo, Beco, la Botica Nueva (Los Atlantes), el Hotel Victoria y otras construcciones aledañas que datan del siglo pasado.
A juicio del arquitecto Pedro Romero, quien además forma parte de la comisión encargada de aportar ideas para la renovación y rescate del casco histórico, este cuenta con un gran valor ya que concentra la mayor cantidad de monumentos nacionales, a saber: la Catedral de San Pedro y San Pablo, la iglesia Santa Bárbara, San Felipe Neri, la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la Casa de la Capitulación, el Palacio de Los Cóndores y el Palacio Legislativo, así como el Centro de Arte Lía Bermúdez, edificación que antiguamente era el mercado principal de la ciudad.
Estos monumentos vienen acompañados con edificaciones de gran valor patrimonial ubicadas en la plaza Baralt, en la avenida Libertador y la calle Comercio.
“Con la destrucción de El Saladillo desapareció la función residencial de esta zona y al no estar habitado no tiene dolientes. Con la destrucción de una parte de esa barriada, destruyeron una forma de vida”, expresó Romero.
Es por esto que una de las propuestas que más cobra vigencia es la de reinsertar a las familias en el casco histórico y para eso el Centro Rafael Urdaneta (CRU) tiene una serie de proyectos, informó su presidente Francisco Urbina.
“En el casco histórico hay edificios que se pueden transformar en residencias estudiantiles. Tenemos que repoblar el centro de la ciudad”, indicó.
No obstante, según el arquitecto Pedro Romero, todas las intervenciones que tienen que realizarse en el casco histórico no pueden salir en su totalidad de un ente gubernamental, forzosamente se requiere de la inversión privada: “Los recursos de la alcaldía deben ser su capacidad de gestión para gerenciar los recursos desde diversos orígenes”.
Por otra parte, Romero aseguró que los trabajos y cambios que requiere el casco histórico no se podrán ejecutar en un periodo gubernamental. Opinión con la que coincide el presidente del CRU, Francisco Urbina, quien afirmó que para concluir el proyecto que el alcalde Willy Casanova y la ciudad se han propuesto se necesitan no menos de ocho años de trabajo sostenido y continuado: “En estos primeros cuatro años se pondrán las bases para los cambios y seguramente en esta primera gestión muchas cosas van a cambiar para mejor, pero se requiere una gestión adicional y que el pueblo se enamore y haga suyo el proyecto para que, en caso de que Casanova no se reelija, quien venga, culmine lo iniciado”.
INTERVENCIÓN
Urbina dijo que gracias al decreto que declara el casco histórico como Zona de Interés Turístico, podrán lograr la intervención del área fundacional de Maracaibo que nace en la calle 100 (La Libertador) hasta la calle 93, mal llamada avenida Padilla y rebautizada como avenida Rafael Urdaneta: “En total son 404 hectáreas”.
“Comenzaremos con la unificación de las fachadas de los edificios en la Libertador y activaremos el rescate desde el punto de vista comercial, turístico, social y educativo”, precisó.
Universidades, como la Bolivariana de Venezuela (UBV), Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa) y Ciencias de la Salud Hugo Chávez, se instalarán en el casco histórico.Para eso se dispuso el edificio Inavi, Beco y el antiguo edificio del Correo, llamado tradicionalmente como “Los Morochos”.
Para el Paseo Ciencias, las cuatro cuadras demolidas del antiguo Saladillo, se tienen previstos algunos cambios. Urbina señaló que se proyecta la instalación de una escultura del Relámpago del Catatumbo de 20 metros de alto.
Se construirá un museo de arte vial con murales elaborados con pintura cinética, entre otras iniciativas que saldrán del I Congreso Perspectivas para la Recuperación del Casco Histórico, que tuvo su primera edición el 31 de octubre y el 1° de noviembre.
Finalmente, Urbina agregó que con la reconstrucción del casco histórico se construirá un bulevar peatonal y habrá cinco estacionamientos, tranvía, guaguas y carruajes, así como guías patrimoniales y una policía turística que será rígida.
PARTICIPACIÓN
Para el secretario de Gestión Urbana de la Alcaldía de Maracaibo, Daniel Boza, para lograr los cambios que requiere el casco central de la ciudad es necesaria la participación de todos los actores.
“Diseñar el reordenamiento no es de la noche a la mañana”, sostuvo.
Actualmente, junto a la gobernación del estado, el ayuntamiento local se encarga de la iluminación, semáforos, asfalto, drenajes, aceras y brocales.
“La sola rehabilitación de los espacios del mercado popular Las Pulgas alcanza una inversión de 300 mil dólares”, indicó Boza.
El objetivo de las autoridades es dar otro ambiente a estos espacios que por décadas estuvo tomado por la anarquía. Para el mes de noviembre se tiene previsto una rueda de negocios para fomentar acuerdos y planes de inversión entre el sector público y privado.
El cambio en el centro de la ciudad discurre por crear zonas económicas, donde puedan converger personas de todas las clases sociales, y permitir que el turista llegue a estos espacios.
El tema de la basura es un asunto a resolver por Boza. Actualmente fomenta el reciclaje entre los actores comerciales del centro de la cuidad. “Ya todos los centros comerciales están de acuerdo en que la recolección de la basura se realizará en horas específicas y quien incumpla será sancionado. La basura debe estar en bolsas cerradas y dentro de un contenedor metálico o plástico de unos 140 litros de capacidad”, destacó.
Considerando que muchas propiedades del centro de la ciudad fueron adquiridas por la delincuencia organizada para alimentar las mafias del mercado Las Pulgas, el secretario de Gestión Urbana aseguró que todo edificio que haya sido adquirido durante los últimos cinco años por personas extranjeras “se encuentra bajo sospecha”, y estas deben aclarar de dónde salieron los recursos para la compra del bien adquirido”. “Todo lo que esté en situación irregular en el centro de la ciudad, se va”, sentenció Boza.