Camarada Llamarada| Días de ausencia (Opinón)

Hay días que amanecen tristes y sombríos en los que nos arropa un ambiente lúgubre. Días como el sábado, en el que me tocó pararme pues habíamos organizado un pequeño encuentro por el cumpleaños del camarada llamarada Carlos Escarrá Malavé. La pesadez que sentía en mi cuerpo solo era comparable a la pesadez de mi alma.

Ya el día antes había sido difícil, no solo porque estaba terminando una faena de dos semanas de trabajo sin horario y sin descanso; sino porque en horas de la mañana me había sorprendido la noticia del fallecimiento del profe Bernardo, a quien le debo experiencias maravillosas, de gran aprendizaje para la vida, además de haber tenido la posibilidad de aprehender medularmente a la ALBA-TCP y de haber vivido en las entrañas del imperialismo con todo lo que ello implica, desde la visión diplomática, pero desde la mirada de lo que nuestro Gigante dibujó como “diplomacia de los pueblos”.

Ese día debía levantarme, ir a Casa Amarilla y luego al Teatro Principal para el compartir en honor a papá. Sin embargo, al ver el teléfono una noticia oscureció aun mas ese día sombrío: otro camarada llamarada había partido a otro horizonte; pero qué digo, no era otro camarada mas, era la expresión del camarada llamarada en esencia (la frase la pronunció Fidel al referirse a papá en una oportunidad y de allí el nombre de esta columna); mas aun, era a quien mas le debía el comprender el mundo en mi etapa adulta. Recuerdo que en una época las reflexiones de Fidel eran tan necesarias para entender el mundo, como lo podía ser la labor de politóloga de leer a diario la prensa nacional e internacional. En ese mar de noticias y artículos, Fidel era siempre el guía perfecto para la lectura entre líneas especialmente de aquello que los medios no decían, opacado por el poder alineado a los intereses de la élite gobernante.

Ni hablar de la importancia de Fidel para el proceso bolivariano, para la libertad de los pueblos, la emancipación, la independencia, la justicia social, la Revolución o para la transformación del mundo. De eso ya se ha hablado mucho. Pero la importancia que tienen sus enseñanzas para el ciudadano de a pie, que radica en la premisa del ejemplo que ha sido su vida, en la que conjugó teoría y praxis, no se puede describir ni con el nudo en la garganta que opacó no solo esa tarde sino los días subsiguientes, hasta que pueda lograr -como sucedió con la partida física de Chávez, de papá y de otros referentes- aprender a vivir con su ausencia.

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Caracas