“El ser humano no es un factor más de la producción, es el fin mismo de la producción y todo debe estar en función de eso”, citando estas palabras de la encíclica laborem exersems (del trabajo humano) del Papa Juan Pablo II, el presidente del Ecuador, Rafael Correa inició su discurso de saludo a los trabajadores ecuatorianos.
Ante miles de personas que se movilizaron por el día internacional del trabajador, el mandatario ecuatoriano proclamó la supremacía del trabajo humano sobre el capital y recordó lo que se vivió en “la larga y triste noche neoliberal” (como denomina a los periodos de gobierno que antecedieron al suyo) fue lo contrario.
Rememoró que entonces se convirtió al trabajo humano en un instrumento más de acumulación y una herramienta de lucro.
“Prohibido olvidar que hay marchas contra el Gobierno que (dicen) está contra la clase trabajadora. Cuánta amnesia social, cuánto cinismo, cuánta doble moral. Solo por oportunismo político, solo por agendas politiqueras que no tienen nada que ver con la clase trabajadora”, expuso.
Recordó que cuando inició su mandato existía una explotación laboral generalizada, existía el sistema de tercerización y la modalidad de contrato por horas. Expresó que en este Gobierno se ha aumentado a un millón los trabajadores afiliados al Seguro Social y se incrementó el salario básico y los beneficios a las empleadas domesticas.
Sostuvo que es indudable y todos los estudios demuestran que la calidad del empleo en el país ha mejorado “sustantivamente”.
“Se han eliminado esas formas ilegitimas de explotación laboral, pero legalizadas por los gobiernos de siempre, por la partidocracia, por el neoliberalismo”, recalcó.
Indicó que actualmente existe la mayor cobertura de la historia del ingreso familiar, con respecto a la canasta básica: 92%. Agregó que el país tiene la tasa de desempleo más baja de la historia.
En otro aspecto, gracias al vicepresidente, Lenin Moreno, Ecuador lidera a nivel regional la inclusión de las personas en los puestos de trabajo, subrayó el Jefe de Estado.