“En Siria tendremos una base naval permanente en Tartus. En la actualidad estamos preparando los documentos necesarios”, ha dicho este lunes Nikolai Pankov, viceministro ruso de Defensa, en una intervención ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia.
Después de que EEUU anunciara la suspensión de contactos con Moscú sobre el alto el fuego en Siria, Rusia ha estado tomando medidas para garantizar la seguridad de sus bases en el territorio sirio. La semana pasada, la base de Tartus recibió una batería de sistemas antimisiles rusos S-300.
Por otra parte, las autoridades rusas van dando pasos para contrarrestar un hipotético ataque militar de Washington contra Siria. Según la Cancillería rusa, los S-300 fueron instalados en el país árabe después de informarse de un plan de EEUU para bombardear aeródromos del Ejército sirio.
No obstante, en palabras del viceministro ruso de Defensa el objetivo principal del despliegue de los sistemas antiaéreos S-300 y los S-400, estos últimos instalados en la base de Hmeimim, en la provincia siria de Latakia (noroeste), “es proteger nuestras bases”, informa TASS.
En los últimos días, Rusia ha enviado tres corbetas equipadas con misiles de crucero hacia las costas de Siria que, conforme a las autoridades militares de Moscú, se suman a la flotilla rusa anclada en el Mediterráneo desde la que realiza ataques contra las posiciones del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
“La presencia de estos armas y buques en Siria —excepto a los extremistas— no va a amenazar a nadie, pero sí ayudará a enfriar ciertas mentes febriles que se rehúsan a mantener un diálogo constructivo con Rusia”, ha observado hoy mismo el vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Frants Klintevich.