Con un nuevo plan de seguridad, el gobierno de Bahamas intenta este lunes frenar la ola de violencia que sacude a este archipiélago, en medio de críticas de diversos sectores por los altos índices de criminalidad.
En declaraciones a la prensa, el ministro de Seguridad Nacional, Bernard Nottage, precisó que 150 miembros de la Marina serán desplegados en las calles.
Asimismo, detalló que los policías en Nueva Providencia, la isla más populosa del país, trabajarán turnos de 12 horas, con el objetivo de contar con más agentes de patrulla sin necesidad de aumentar su número.
La violencia y la anarquía plantea un peligro muy real para nuestra paz y estabilidad, comentó el funcionario, quien mostró su preocupación por ese tema.
«Esta situación no puede continuar así, sin una respuesta. Debemos combatir las altas cifras de criminalidad en general, y los asesinatos en particular», agregó.
El pasado mes el obispo Walter Hanchell, líder de la agrupación Ciudadanos por la Justicia, denunció que la tasa de homicidios es «demasiado alta para una nación tan pequeña».
«Las autoridades deben asignar más fondos para programas sociales que se ocupen de la rehabilitación, la pobreza, la vivienda, la creación de empleo, la juventud y la alimentación», subrayó.
«Per cápita, Bahamas se está convirtiendo en uno de los países más violentos del planeta y tenemos que encontrar la manera de revertir esa tendencia», expresó.
En similar sentido se pronunció semanas atrás el archidiácono anglicano Keith Cartwright, quien cuestionó al gobierno al considerar que está paralizado por la ola de violencia.
En un duro sermón, el sacerdote aseguró que los bahamenses «están siendo abatidos sin piedad como si fueran perros».