Por Maximiliano Pedranzini|Balcanización: el eterno síntoma de la restauración conservadora (Análisis Internacional)

Divide et impera (Divide y reinarás) decía el célebre político romano Julio César, máxima que reproduce el filósofo florentino Nicolás Maquiavelo en su obra El príncipe, cuya contundencia ha clarificado a lo largo de la historia la anatomía y el espíritu descarnados del poder. Este apotegma se repitió con estoica persistencia en Nuestramérica desde los tiempos de la conquista con el nombre de “balcanización”. Esta ha sido la estrategia que dominó los destinos de nuestro continente y que retorna con fuerza ante la escalada de la derecha en la región y el avance imperialista de Estados Unidos que busca recuperar lo que considera como “su patio trasero”.

Desarmar los instrumentos que garantizan la integración y la soberanía de toda la región es el objetivo de EEUU y para ello necesita de la colaboración de las oligarquías nativas que, como en los últimos dos siglos, son las que aseguran desde adentro la ejecución de esta estrategia imperialista y el cambio en el escenario político sopla una vez mas a favor Washington.

En este sentido, la experiencia histórica reciente nos lleva a ver en qué se había convertido América Latina: en una región fragmentada social y geopolíticamente y en una plataforma exclusiva para los grandes negocios de las clases dominantes legitimada por la burocracia política de los distintos países. Esta plataforma de libre mercado, como la rubricaron en los años 90, fue re-significada por los movimientos sociales a fuerza de lucha y resistencia popular. Lograron revertir las agujas del reloj de la balcanización y fundar un nuevo tiempo con la integración y la unidad como vectores de la Patria Grande que vio su lustro mas trascendente con la asunción del comandante Hugo Chávez en 1999. Un momento bisagra para la integración regional en todas sus formas.

Hubo un cambio de signo y una esperanza revitalizada que ha tenido donde sostenerse. Gobiernos populares que fueron y son todavía las columnas que sostienen este proceso integrador frente al fantasma de la balcanización que acecha con semblante renovado, pero con la persistencia de siempre. Ergo, la unidad se hizo palpable pero ahora resiste el intento de recolonización estadounidense y que ante las presentes vicisitudes retorna con un nuevo impulso.

La plataforma de la Patria Grande se levantó sobre las cenizas del neoliberalismo y el ALCA, referencias insoslayables de la balcanización en el último tiempo. Y es en este contexto peliagudo donde nuestros pueblos ponen a prueba su espíritu de lucha, esencial para defender lo mas sagrado que es la soberanía.

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