El 3 de agosto de 1806 ondeó por primera vez el pabellón tricolor en territorio venezolano, cuando el Precursor Francisco de Miranda, tras tomar la población de la Vela de Coro, hizo desmontar la bandera española y enarboló la que había diseñado como resultado de muchos años de angustiosa búsqueda y reflexión en pos de conseguir la libertad de su país.
Muchos jóvenes mantuanos caraqueños de la segunda parte del siglo XVIII caraqueño y la primera década del XIX, en el contexto de los conatos y conspiraciones contra el régimen colonial y los levantamientos que se habían suscitado en contra de la Compañía Guipuzcoana, y bajo el influjo del Enciclopedismo, la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa, comenzaban a ver con simpatía principios republicanos y de independencia nacional desconocidos por la generación anterior.
Contemporáneos de José María España y de menor edad como José Félix Ribas, los Salias, los Ustáriz y otros que no participaron de la Tentativa de Gual y España, o bien quienes permanecieron a la sombra, guardaban por Miranda gran respeto, en medio de la terrible campaña de descrédito que contra éste adelantaban las autoridades y el clero tradicional de la capitania General de Venezuela.
PERFIL DE HÉROE
Para finales del siglo XVIII Miranda gozaba de elevado prestigio por su intervención en acciones militares al norte de África al servicio de España, su participación a en la guerra de independencia de Estados Unidos en apoyo al Ejército de Jorge Washington y su resaltante actuación como Mariscal de Campo con los Ejércitos del Norte en defensa de la Revolución Francesa. “En Caracas -apunta Indalecio Liévano- a pesar de la general hostilidad que se profesaba a Mianda, fue imposible ocultar la resonancia de sus extraordinarias aventuras…sus intrigas internacionales, que despertaron la curiosidad de la diplomacia europea y le ganaron el sobrenombre de ‘Príncipe de los Conspiradores”.
Tras un largo exilio de 36 años por Europa, Miranda había perdido conexión con las inquietudes y circunstancias de la vida política y nivel de conciencia emancipadora del grueso de la población venezolana, dividida en castas a la usanza de todos los dominios coloniales españoles de comienzos del siglo XIX.
Ello explica que, al lado del empeño por dar concreción a su empresa anticolonial -cuando ya se aproximaba a los 60 años de edad- y contando con que recibiría hipotéticos apoyos de los habitantes de la provincia de Coro al momento de desembarcar, dispone acometer sobre la Vela. A ello se añade la información que obtuvo sobre las instalaciones militares costeras de la capitania General de Venezuela, de las cuales La Vela parecía ser una de las más débiles. Miranda desde años anteriores había recibido cartas del coronel Vicente Bolívar, padre del futuro Libertador y de Manuel Gual, organizador con José María España de la Conspiración de 1797. Probablemente también recibió misiva del Conde de Tovar, entre otros nobles caraqueños que veían en aquel compatriota la figura conveniente para congregar un movimiento frente al orden colonial español, en todo caso, sin que se alterase la estructura social de la propiedad de la tierra y esclavos.
De este modo, Miranda desembarca y encuentra que la población no le acompaña en sus proyectos. No obstante conquista para la historia el sitial del arrojo precursor y haber enarbolado, un 3 de agosto de 1806, el Pabellón Tricolor en el Fortín de la Vela de Coro.
ORIGEN DE LA BANDERA
Miranda estaba consciente de la necesidad de dotar de símbolos republicanos el movimiento emancipador. En sus viajes por varios continentes el internacionalista caraqueño estudió, como él mismo llegó a expresarlo, la gran biblioteca del mundo, acopiando saberes que algún día habían de ser aplicados para utilidad de las nuevas naciones.
Así, entre las distintas enseñas que Miranda contempló por cada uno de los países que visitó en Europa, el norte de África y Norteamérica. Al parecer las que más debieron causarle impresión fue la de Francia, por el proceso revolucionario de aquel país, y la tricolor de Rusia, entonces gobernada por la emperatriz Catalina.
El distintivo que ondea a las alturas en los actos públicos de un Estado conlleva una carga afectiva y de identidad para quien nace y crece en dicho país. Y tal identificación patria se proyecta en el ejército de cada nación. Es sabido, tal como lo indica Ronald Ravelo, que “en todos los ejércitos del mundo hasta nuestros tiempos, el perder la bandera en combate era considerada la tragedia mas grande que le podía suceder a una unidad militar (incluso mas grande que la pérdida de vidas humanas) ya que se concebía que se estaba perdiendo en cierta forma parte de la patria o la nacionalidad,
SÍMBOLOS DE LAS LIBERTADES
Los distintos ciclos constitucionales de Venezuela desde la Primera República ratificaron la estructura de este símbolo de nacionalidad. Así Francisco Antonio Zea ante el Congreso Constituyente de Angostura, en 1819, expuso: «Nuestro pabellón nacional, símbolo de las libertades públicas de la América redimida, debe tener tres franjas de distintos colores: sea la primera amarilla,..la segunda azul, color de los mares…y la tercera roja, con el fin de hacerles entender a los tiranos que …queremos ahogarlos en nuestra propia sangre…en nombre de la humanidad».
En los campos de batalla de la Gesta Emancipadora el abanderado transportaba con el mayor orgullo el tricolor Patrio. Recuérdese la escena donde el valeroso comandante Atanasio Girardot, ofrenda con gloria su vida en la batalla de Bárbula, tras recibir un balazo justo al momento de clavar sobre una cima la enseña nacional. Y dicho tricolor, creado por Miranda, ha sido incorporado, con pequeñas adaptaciones, como insigna nacional de las actuales repúblicas de Colombia y Ecuador, en cuyos campos de batalla de Boyacá y Pichincha fue ondeada por nuestros ejércitos independentistas.
¿POR LA ZARINA?
Carece de asidero la versión de que Miranda diseñó nuestra bandera en homenaje al color de cabello, ojos y labios de la zarina.
En todo caso, la configuración del tricolor nacional de Rusia, de azul, rojo y blanco, corresponde mejor al modelo adoptado por el Precursor para su patria natal, si bien el mismo Miranda debió sugerir ajustes al diseño original, que se plasmarían en la bandera por él ideada y aprobada por el Congreso de 1811.
PRIMERA IZADA
De acuerdo con registros históricos, tras desembarcar el 3 de agosto de 1806, Francisco de Miranda hizo desmontar la bandera española que ondeaba en La Vela de Coro, e inmediatamente izó, en rigurosa ceremonia, el pabellón tricolor de la República en ciernes.