Humberto Arteaga recibió una llamada inesperada. Cuando decidió atender, se trataba de Roberto Ferrari, presidente de los Navegantes de Magallanes, quien le informó que habían conseguido el permiso para que se uniformara con el equipo, por lo que el jugador no dudó en trasladarse al Estadio José Bernardo Pérez.
Y es que el joven, de 22 años, de edad lo que más deseaba era jugar con la nave, pero Kansas City, su organización en Estados Unidos, le habían negado el permiso y aunque el infielder insistió, la respuesta desde la oficina de los Reales era la misma: no.
“Realmente estaba molesto porque quería jugar aquí en Venezuela. Algo que me ayudó el año pasado. Por eso mis números mejoraron. Así que me dio mucha emoción cuando Ferrari me informó que tenía luz verde”, comentó el campocorto, quien viene de dividir 2016 entre Clase A+ y Doble A.
Sin embargo, la ansiedad de Arteaga se prolongará unos días. El criollo debe comenzar a realizar trabajos de beisbol (batear y tomar rollings) antes de ser inscrito en el roster.
“Duré dos meses en Arizona haciendo pesas, trabajando el físico solamente”, comentó, un visiblemente más robusto, Arteaga. “Tenía como tres semanas sin tomar una pelota y un bate, hoy comencé a practicar con el Magallanes. Si Dios quiere, la semana que viene entraré en acción”.
El caraqueño se mostró agradecido con la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y aseguró que estar con el Magallanes la temporada 2015-2016 le ayudó a madurar un poco más como jugador. Un cambio que, aseguró, se notará en esta zafra. “Creo que pasé la prueba del primer año de la liga, ahora vengo con más confianza y más experiencia. Extrañaba los Caracas–Magallanes. Jugar aquí me ayudó este año en Ligas Menores. En la LVBP mejoran los peloteros”, dijo el caraqueño, quien irá a su segunda zafra con la nave.
El jugador filibustero manifestó que se sumará al equipo sin restricciones y con el deseo de ayudar al equipo donde lo necesite.