El papa Benedicto XVI reconoció la existencia de aguas turbulentas en el Vaticano, al ofrecer este miércoles su última audiencia pública en la Basílica de San Pedro ante más de 100 mil fieles, en vísperas de su renuncia.
Joseph Ratzinger, quien este jueves entrega sus poderes de la Santa Sede a las 20.00 horas (19:00 gmt), admitió que durante ocho años tuvo «momentos de alegría y luz, pero también momentos que no han sido fáciles… momentos de mares turbulentos y fuertes vientos» .
El jefe de la iglesia católica destacó que cuando lo eligieron papa el 19 de abril de 2005 se cuestionó si Dios realmente lo quería. «Es una gran carga que has colocado sobre mis hombros», manifestó.
Al atajar especulaciones sobre sus verdaderos motivos para retirarse del cargo, el Santo Padre reiteró que dio ese paso conociendo la profunda gravedad y novedad de esa decisión, pero con un ánimo sereno.
Para el Sumo Pontífice, amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles y dolorosas, anteponiendo siempre el bien de la Iglesia, no el de uno mismo, apuntó.
Con 85 años, Benedicto XVI se convirtió en el primer papa en renunciar en casi 600 años, lo cual obligó a realizar ajustes para adaptar la ceremonia de su salida del Vaticano y elección de su sucesor, incluidos los plazos para efectuar el cónclave de 117 prelados con ese objetivo.
Al concluir su última audiencia, Ratzinger se trasladó en helicóptero a la residencia campestre de Castel Gandolfo, fuera de Roma, donde permanecerá por cerca de dos meses.
El Sumo Pontífice también publicó lo que parece ser su último mensaje en su cuenta de twitter @pentifex, en el cual llama a sentir la alegría de ser cristianos. Luego de la renuncia del papa se cerrará la mencionada cuenta.
La semana pasada, Benedicto XVI emitió un decreto para introducir cambios en las regulaciones para la reunión donde se elige al nuevo papa.