¡La vida te da sorpresas!|La Big Band del Teresa Carreño entre danzón, boleros y música criollas

En Nueva York hay un famoso local llamado Birland. Allí lo que se escucha es jazz del bueno. William Nazareth, hermano y amigo, me llevó al sitió la última vez que pisé la Gran Manzana. Esa noche disfruté de la big band de Arturo O’Farril. Fue una noche espectacular porque entre los músicos me hallé a “Papo” Pepín. Ese día me enamoré más del bongó gracias a la maestría desplegada por Pepín en ese instrumento.

Este domingo, en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño, rememoré el Birland con la Big Band del TTC dirigida por el maestro Angelo Pagliuca. De entradita, me sorprendió un “Almendra” con su sonoridad cubana al mejor estilo de José María Romeu. Luego vendría una sesión de boleros que, para sorpresa mía, serían interpretador por la colega Mari Pili Hernández… Sí, la misma, quien es poseedora de una dulce voz, de esas donde el desafine no existe.

Este domingo Mari Pili cantó a su antojo y entre los boleros que escuchamos el primero que nos llamó la atención sobremanera: “Nosotros, que nos quisimos tanto…”, del compositor cubano Pedro Junco. Su versión fue impecable. En verdad no sabíamos de sus dotes cantarinas, las cuales fueron aprovechadas por ese orquestón extraordinario comandado por Pagliuca. Más adelante se disparó un “Como fue… no se decirte cómo fue, No sé explicarme qué pasó…” con el tumbao de Benny Moré, y cerró su intervención con “Mi niña bonita”. Puso la guinda con “Motivos”, que cantó en compañía del director del teresa Carreño, Gustavo Arreaza.

Acto seguido y final, vendría la parte de canciones criollas, donde pudimos apreciar al maestro Rafael Osuna montado en un pasaje llanero: “Carrao, carrao”. Nada, que fue una excelente presentación, saboreada a gusto por los espectadores. ¡Bien chévere!

T/Ángel Méndez
F/ Jonathan Manzano