OPINIÓN
POR: MANUEL LÓPEZ
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Mas allá de la secuela de intrigas propias de los remakes hollywoodenses, Blade Runner 2049 tiene como telón de fondo la supervivencia de la raza humana ante el desastre ambiental de planeta causado por un sistema económico depredador.
No se trata de lucha entre los replicantes (androides) y la raza humana, como se muestra explícitamente en la cinta dirigida por Denis Villeneuve y producida por Ridley Scott, quien condujo la primera versión proyectada en 1982.
No es causal que el mundo apocalíptico recreado en la novela del estadounidense Philip Kindred Dick tenga irónicamente como título Los androides sueñan con ovejas eléctricas. En un planeta desbastado, los animales reales son una rareza y muy costosos.
Mucho mas asequibles son los replicantes (robots) porque no respiran, igual que los androides humanos que pueden sobrevivir en un planeta oscuro, carente de paisajes verdes y con suelos que se han vuelto estériles por el abuso del hombre con los químicos depredadores.
La imaginación virtual de paisaje encapsulado, recreado por los guionistas, sustituye a la inclinación del hombre y la mujer por disfrutar de la naturaleza. La destrucción ocasionada por el cambio climático es la impronta de la humanidad en el año 2049.
El cambio climático, provocado por el exceso del dióxido de carbono (CO2), llevará a la humanidad a construir muros en los mares, no para ganarle tierra al océano, como en los países bajos, sino para protegerse de la crecida de los mares.
Aunque en la trama una falla eléctrica, acaecida en 2022, generó un apagón planetario que borró el disco duro de la humanidad almacenado en las computadoras, la producción en serie, con tecnología de punta utilizada por las grandes corporaciones, logra trascender a la sociedad del exterminio, el mundo apocalíptico.
Blade Runner 2049, intencional o interesadamente, lo deja claro: las grandes marcas sobrevivirán al holocausto nuclear y climático.