Bolívar quebró el espinazo del Imperio Español con el triunfo en Boyacá

Batalla de Boyaca, pintura de Martín Tovar y Tovar

Luego de una intrépida campaña de 75 días, las tropas patriotas golpean el corazón del poder español, se hacen con ingentes recursos y se despeja el camino para la creación de Colombia. “Bolívar en un solo día acaba con el fruto de cinco años de campaña, y en una sola batalla reconquista lo que las tropas del Rey ganaron en muchos combates”, señala Pablo Morillo en carta al Gobierno en Madrid

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Con el triunfo del ejército patriota en la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, el Libertador no solo colmó su objetivo de liberar la Nueva Granada, en una campaña relámpago de 75 días, sino que la victoria quebró el espinazo del Imperio Español en América, permitió obtener cuantiosos recursos, incrementó el prestigio y la autoridad de Simón Bolívar y constituyó un duro golpe para la moral de las tropas españolas, según sostiene el historiador y profesor Manuel Carrero, miembro del Centro Nacional de Estudios Históricos.

Indica Carrero que en Boyacá en verdad ambos ejércitos se disputaron el estratégico paso, un puente, que permitía el acceso a Santa Fe, como se conocía a Bogotá en aquellos tiempos, la capital del Virreinato de Nueva Granada, hoy Colombia.

Para Bolívar fue, incluso, la conclusión feliz de un sueño anhelado durante larguísimo tiempo y que le había costado tantos sacrificios, amarguras, sinsabores, pero que al fin su férrea voluntad y determinación lo habían premiado con esa descarga sabrosa que se siente cuando se conquista empecinadamente una cima. Con esa victoria quedó despejado prácticamente el camino para la creación de Colombia, con Venezuela, la Nueva Granada y Ecuador.

Historiador Manuel Carrero

“De tal modo que entonces entre Angostura y Bogotá hay una historia sumamente importante porque la Batalla de Boyacá fue posible por el triunfo de Pantano de Vargas, pero, además, la Batalla de Boyacá termina siendo decisoria para la suerte de la emancipación de América. El triunfo en Boyacá puso en manos de los patriotas, no solamente la capital, sino una serie de recursos, dinero, mulas, caballos, ganado, de vías de comunicación y le partió el dominio del poder español. Le quedó el norte y el sur, pero dividido por esta línea media entre Angostura y Santa fe de Bogotá”, dice Carrero, sentado en uno de los banquitos del patio de granados de la Casa de la Historia Insurgente.

Al saber que los rebeldes se habían apoderado del puente, el virrey Samano, sin darse el tiempo para preparar el equipaje, agarró lo que tenía a mano, se montó en un carruaje y salió disparado de la capital neogranadina hacia Cartagena con la ropa que llevaba puesta, seguramente sin ver hacia atrás. En las arcas quedaron 600 mil pesos, que era una verdadera fortuna para la época.

Sin embargo, Bolívar estaba consciente de que la victoria de Boyacá no significaba el fin de la guerra, sino un primer y feliz paso para alcanzar el triunfo final, que debía obtenerse en el propio corazón de la provincia de Caracas, ocupada todavía por las tropas de Pablo Morillo, según asienta Indalecio Liévano Aguirre, en su libro Bolívar.

Victoria aplastante

Miguel Acosta Saignes, en su libro Bolívar. Acción y utopía del hombre de las dificultades, escribió: “El 7 de agosto. Después de algunos pequeños triunfos sobre los realistas, Bolívar batió a Barreiro (José María) en Boyacá. Dos mil patriotas, entre los que se contaban los venezolanos que habían atravesado los páramos y muchos granadinos que suplieron a los desaparecidos, batieron a 3.000 enemigos”.

El general Carlos Soublette, jefe del estado mayor del ejercito Libertador, señala en el parte de la batalla: “Todo el ejército enemigo quedó en nuestro poder; fue prisionero el general Barreiro, comandante general del ejército de Nueva Granada, a quien tomó en el campo de batalla el soldado del 1° de Rifles, Pedro Martínez; fue prisionero su segundo, el coronel Jiménez, casi todos los comandantes y mayores de los cuerpos, multitud de subalternos y más de 1.600 soldados. Todo su armamento, municiones, artillería, caballería, etc. Apenas se han salvado 50 hombres, entre ellos algunos jefes y oficiales de caballería que huyeron antes de iniciarse la acción”.

El propio Acosta Saignes señala luego: “Habían vencido en forma aplastante los soldados a quienes los españoles, en los primeros encuentros, como Pantano de Vargas, habían titulado de mujeres porque algunos usaban las piezas que las habitantes de Socha y otros pueblos les habían dado para cubrirse, cuando llegaron desnudos al descender de los Andes. Quedó abierta a Bolívar la senda de Bogotá. Al saberse allí el triunfo de Bolívar el 7 de agosto, huyeron el virrey Sámano y los realistas de toda índole. El pueblo de Bogotá saqueó almacenes y espero jubilosamente a Bolívar. Este encontró en las arcas oficiales medio millón de pesos en moneda. Decretó el secuestro de los bienes de todos los fugitivos, realistas o americanos aliados a ellos. Como no se había movido Páez hacia Cúcuta, envió Bolívar a Soublette, para defender la frontera. Se trataba de evitar la reorganización de los colonialistas. Otro cuerpo de tropas salió a perseguir a Calzada hacia Popayán y desde Honda partió el teniente José María Córdova hacia Antioquia con 150 hombres, para sublevar a la ciudadanía contra los realistas”.

Plaza de Bolívar, en Bogotá

Instalado en Bogotá, Bolívar se ocupa intensamente de reorganizar el gobierno local y de preparar las campañas futuras sobre el norte y el sur del Virreinato. Augusto Mijares, en su libro El Libertador, indica al respecto: “Desde luego, muchos otros problemas ocupaban su atención; pero entre sus medidas administrativas hay una que es, sobre todas, característica: dispone que en el abandonado convento de los padres capuchinos se establezca un colegio, y le fija rentas propias. Estaba destinado a ‘los huérfanos, expósitos o pobres, a quienes la República debe sostener y educar”.

Un reino en sus manos

Al enterarse de la derrota de Barreiro y la toma de Santa Fe, el “pacificador” Pablo Morillo, conde de Cartagena, escribe al Gobierno de Madrid: “El sedicioso Bolívar ha ocupado a Santa Fe y el fatal éxito de esta batalla ha puesto a su disposición todo el reino y los inmensos recursos de un país muy poblado, rico y abundante, de donde sacará cuanto necesite para continuar la guerra en estas provincias, pues los insurgentes, y menos este caudillo, no se detienen en fórmulas ni consideraciones”, cita Liévano Aguirre en su renombrado libro sobre Bolívar.

Más adelante, Morillo señala: “Esta desgraciada acción entrega a los rebeldes, además del Reino de Nueva Granada, muchos puertos en el mar del Sur, donde se acogerán sus piratas, Popayán, Quito, Pasto y todo el interior de este continente hasta Perú quedan a la merced del que domina a Santa Fe, a quien, al mismo tiempo, se abren las casas de moneda, arsenales, fábricas de armas, talleres y cuanto poseía el rey nuestro señor en el virreinato. Bolívar en un solo día acaba con el fruto de cinco años de campaña, y en una sola batalla reconquista lo que las tropas del rey ganaron en muchos combates”.

En 14 de diciembre de 1819, Bolívar, ya en Angostura, informa al Congreso sobre la Campaña de Nueva Granada.

En su relación dice: “Sería demasiado prolijo detallar al Congreso los esfuerzos que tuvieron que hacer las tropas del Ejército Libertador para conseguir la empresa que nos propusimos. El invierno en llanuras anegadizas, las cimas heladas de los Andes, la súbita mutación del clima, un triple ejército aguerrido, y en posesión de las localidades más militares de la América Meridional, y otros muchos obstáculos, tuvimos que superar en Paya, Gameza, Vargas, Boyacá y Popayán para libertar en menos de tres meses doce provincias de la Nueva Granada (…) Pero no es solo al Ejército Libertador a quien debemos las ventajas adquiridas. El pueblo de la Nueva Granada se ha mostrado digno de ser libre (…) Este pueblo generoso ha ofrecido todos sus bienes y todas sus vidas en aras de la patria (…) Los granadinos están íntimamente penetrados de la creación de una nueva República, compuesta de estas dos naciones. La reunión de la Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras armas: en el voto de los ciudadanos de ambos países y es la garantía de la libertad de la América del Sur”.

Manuel Carrero afirma que fue el presbítero José Félix Blanco quien en 1817 le cuenta a Bolívar de las enormes ventajas de invadir la Nueva Granada, en vez de empeñarse en su segunda campaña del centro para liberar a Caracas.

En esa oportunidad, Blanco, quien encontró a Bolívar calzando unos zapatos rotos y la ropa deshecha, agujereada, le entregó 300 pesos, con los que Fernando Peñalver mandó a comprar bagajes, bienes, comida, telas, zapatos.

Bolívar, que estaba en una hamaca le pregunta a Blanco por qué no lo acompaña a la campaña del centro.

“El padre Blanco le dice” a Bolívar, palabras más, palabras menos, relata Manuel Carrero, “es que usted no debe ir porque debe pensar en la Nueva Granada. Allá hay alimentos, hay recursos, hay bagajes, hay lo que se necesita para la guerra, pero otra cosa importante es que usted tiene buen nombre allá, porque Camilo Torres le ha hecho muy buen trabajo a su nombre..”. Además, completa Carrero, Bolívar tenía muy buen nombre en Bogotá desde la Campaña Admirable.

T/ Manuel Abrizo
F/ Luis Franco, Archivo CO
Caracas