El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseveró este lunes que su homólogo estadounidense, Joe Biden, tiene «casi una obsesión con el tema ambiental», lo que «interfiere un poquito» en las relaciones entre ambos países.
«Brasil tiene las puertas abiertas y está listo para continuar las conversaciones con el gobierno estadounidense. Obviamente, el gobierno de Biden es un gobierno más de izquierdas. Un gobierno que está casi obsesionado con el tema ambiental, eso interfiere un poquito en nosotros», dijo en una entrevista a radio Fonte de Comunicação de Goiás, y que recoge O Globo.
Bolsonaro aseguró también que «Brasil tiene las puertas abiertas, listo para continuar las conversaciones con el gobierno estadounidense».
A pesar de la críticas y su caótica gestión en lo que respecta al tema ambiental, el ultraderechista afirmó que «Brasil es el país que más preserva el medioambiente» y que «sufre todo el tiempo de ataques por parte de los países europeos».
«La deforestación ilegal»
Durante la campaña a la presidencia, Biden, entonces candidato demócrata, sostuvo en un debate que si Brasil no ponía fin a la deforestación de la Amazonía, se enfrentaría a «consecuencias económicas significativas».
El pasado mes de abril, ya con con Biden como mandatario, EEUU organizó la Cumbre del Clima en la que Bolsonaro prometió acabar con la deforestación ilegal hasta 2030. Sin embargo, el discurso del ultraderechista fue ampliamente criticado por políticos brasileños y representantes de varias ONG, que calificaron la alocución del presidente sudamericano de «incoherente».
Los datos hablan por sí solos. Desde agosto de 2020 hasta julio de 2021, la Amazonía brasileña perdió 10.476 kilómetros cuadrados de bosques, la tasa anual más alta registrada desde 2012, según el Instituto Amazónico del Hombre y el Medio Ambiente (Imazon).
Por otro lado, el ultraderechista comentó que había recibido la visita del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Burns, y del consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y que ambos mostraron «su preocupación con el crecimiento de la izquierda en Brasil y en el mundo».