Brasil decide hoy entre la democracia y el fascismo

Hoy Brasil concurre a las urnas electorales en un proceso marcado por un grave deterioro de la democracia. A partir del derrocamiento, disfrazado de juicio parlamentario, de la presidenta Dilma Rousseff, el país resultó secuestrado por una élite política y económica liderada por el actual mandatario, Michel Temer.
La etapa previa a los comicios de hoy, estuvo marcada por la persecución política del expresidente Lula Da Silva, a quien no solo impidieron ser candidato sino inclusive divulgar mensajes y aparecer asociado en la campaña de la fórmula que debió sustituirlo: Fernando Haddad y Manuel Dávila.

Más de 147 millones de brasileños tendrán la oportunidad de expresarse con su voto, luego de una campaña electoral accidentada por las interferencias del Poder Judicial y poco equitativa.

Una muestra del Brasil cercado en sus libertades democráticas fue el elevado número de agresiones a la prensa. En total 129, de las cuales el 76% se atribuyó a sectores de la derecha, según informe de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación.

Segunda vuelta en ciernes

De acuerdo con la mayoría absoluta de los sondeos, incluido uno de la firma MDA, divulgada ayer, la posibilidad de que se efectúe una segunda vuelta es altamente probable.

La encuesta de MDA fue elaborada entre los días 4 y 5 de octubre, con una muestra de 2.002 personas, en 137 municipios brasileños.
​Los resultados indican una alta polarización de la intención de voto, entre el candidato de la ultraderecha, Jair Bolsonaro con 36,7% y Fernando Haddad con 24%. La convicción de voto seguro para estas dos opciones se ubica en 90%.

En tercer lugar se coloca el centroizquierdista Ciro Gomes con 7,3% de intención de voto, mientras que Geraldo Alckim, el abanderado de la derecha tradicional apenas reúne 4,1% de apoyo.

La segunda vuelta se disputaría el próximo 28 de octubre si ninguno de los candidatos alcanza el 50% de los sufragios.

Fascismo vs. democracia

Bolsonaro, el candidato que puntea en las encuestas es precisamente reflejo del gobierno impuesto actualmente en Brasil. Dice que su ejemplo como Mandatario es Donald Trump, y no duda en expresar con sinceridad su pensamiento fascista.

El general retirado Bolsonaro ha elogiado a la dictadura fascista que gobernó a Brasil entre 1964 y 1985. Incluso ha manifestado que “una intervención militar podría ser la única forma de depurar el corrupto sistema político del país”.

También es “elocuente” en expresiones de racismo y misoginia. “Los negros no sirven para nada, creo que ni como reproductores sirven”, fue por ejemplo una de sus expresiones durante su ejercicio como diputado federal.

Sus expresiones contra los derechos de la mujer y de la diversidad despertaron incluso la organización de un poderoso movimiento feminista que lo rechaza. Las organizaciones agrupadas en torno al lema Ele Nao (Él no), se movilizaron por todo Brasil y publicaron un manifiesto que entre otras cosas expresa: “Jair Bolsonaro desprecia a los negros, indígenas, homosexuales y todas las que luchan en defensa de los derechos de las mujeres. Considera a los quilombolas como vagos. Hace apología a la cultura de la violación. Afirma que el nacimiento de su única hija mujer fue una debilidad. Insiste que no se puede hacer nada con relación a la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Para él, golpear a los chicos impide que “se conviertan” en gays. Su candidato a vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourão, declaró que las familias comandadas por madres solteras y abuelas eran “fábricas de inadaptados”.

T/ Chevige González Marcó/ Telesur/ Brasil 247
F/ Archivo CO