Tras la llegada del huracán Alex, este martes, la corporación British Petroleum (BP) tuvo que postergar las tareas para interrumpir el derrame petrolero que se suscitó en el Golfo de México. El primer torrente de la temporada 2010 en el océano Atlántico dejó aproximadamente 11 muertos en Centroamérica y en la nación mexicana.
En su más reciente informe, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) estadounidense reseñó que «los vientos máximos sostenidos son de cerca de 120 km/h, con rachas más fuertes». El huracán categoría 1 se dirigía hacia el oeste y, si mantiene esa dirección, evitará la zona del desastre petrolero.
Aún así, los fuertes vientos y el tenaz oleaje podrían dirigir parte de la gran mancha negra a la zona costera; lo que motivó el atraso de actividades para contener la catástrofe ambiental, según refirió la agencia de noticias AFP.
Un portavoz de la BP, Robert Wine, dijo que “parte de las operaciones de recuperación del petróleo en la superficie del agua no puede desarrollarse cuando el mar está bravo”.
Esta situación también obligó a retardar las actividades de un tercer barco que se encargaría de la recolección del crudo derramado. Olas de dos metros y vientos de 40 km/h perturbaron la quema de crudo que flota en la superficie, sostuvo un guardacosta.
El almirante Thad Allen, quien vigila las operaciones en el Golfo de México, señaló que tendrán que paralizar los preparativos para el Helix Producer; embarcación que debía incrementar la capacidad de recuperación del crudo que se fuga del pozo ubicado a 1.500 metros bajo el nivel del mar.
Finalmente, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, sostuvo que en ningún momento observaron “un solo barco” que se encargara de “recuperar” ese petróleo, por lo que exhortó a esos funcionarios, a “ tener un mayor sentido de la urgencia«. “Hay que tratar esto como una guerra, pues lo es”, puntualizó.