La cumbre UE-Rusia celebrada el 28 de enero en Bruselas no fue trascendental, aunque se lograran pactar algunos acuerdos. Con el trasfondo de los hechos en Ucrania, sobre los que en Bruselas y Moscú tienen una actitud distinta, y de una cierta atenuación de la intensidad del diálogo político, las partes anunciaron de antemano que se centrarán en la economía.
Las conversaciones del presidente Vladímir Putin con el titular del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se celebraron a puerta cerrada. Sin embargo, en la rueda de prensa final se conocieron los temas tratados, y resultó que sobre Ucrania también se había hablado bastante.
Los resultados de la cumbre reciente de la Asociación Oriental en Vilna, en la que Ucrania no firmó finalmente el acuerdo de miembro asociado con la UE influyeron en el contenido de las actuales conversaciones. Es evidente que Bruselas no mira con buenos ojos la opción de Ucrania a favor del desarrollo de las relaciones con Rusia. Y en cierto grado, ello determinó la línea del desarrollo de los hechos en el país. Los europeos respaldaron las protestas en el Maidán, las que degeneraron en pogromos.
Poco ante de consultas aplazadas por un mes en Bruselas, por iniciativa de la parte europea, se decidió reducir el programa de la cumbre y limitarse a las cuestiones estratégicas. Ellas son archiconocidas: el intercambio comercial, la energía, los procesos integracionistas en Europa y en el espacio euroasiático, y la posibilidad de sus contactos. Vladímir Putin recordó que la UE es un socio económico y comercial clave de Rusia. El intercambio comercial se calcula en cientos de miles de millones de dólares, y las inversiones recíprocas, en decenas de millardos. La Federación de Rusia es el abastecedor principal de hidrocarburos para los consumidores europeos. Las partes desarrollan también la colaboración en la esfera de las tecnologías de punta. Vladímir Putin comentó así la agenda integracionista:
—Es indispensable plantearse tareas más ambiciosas. Una de ellas es la conexión del espacio integracionista europeo y eurásico. Estoy seguro de que entre ellos no existen contradicciones algunas. Ambos modelos se basan en principios parecidos y en las normas de la Organización Mundial de Comercio que podrían complementarse eficazmente. Hemos intercambiado opiniones también con respecto a la Asociación Oriental. Estamos interesados en la estabilidad y prosperidad de los países que son nuestros vecinos comunes. Estos países se empeñan en una cooperación más activa con la UE, pero desean conservar también sus vínculos tradicionales. Es necesario ayudar para ello, pero es inadmisible crear nuevas líneas divisorias. Hemos propuesto crear una zona de libre comercio entre la UE y la Unión Aduanera.
Putin añadió que había tenido lugar una conversación fructífera sobre la seguridad común, y agradeció a los colegas el trabajo conjunto para su afianzamiento en Sochi, durante los JJOO. Se habló de la situación en Siria, Irán y Afganistán, a raíz de la salida de este último de las tropas estadounidenses. El líder ruso manifestó además que confía en ponerse de acuerdo con la UE con respecto al tercer paquete energético que puede entorpecer la construcción del gasoducto South Stream.
El presidente del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy, destacó por su parte el carácter constructivo de los contactos con el líder ruso. El dirigente intentó atenuar la cautela de Moscú con respecto a la actividad de Occidente en Europa del Este. En particular declaró que habían convenido continuar a nivel de expertos las consultas en torno al programa de la Asociación Oriental:
—Durante nuestra conversación reconocimos que es mucho lo que nos une, aunque existen divergencias, en particular, sobre el programa de la Asociación Oriental. Quiero declarar que esta no apunta contra los intereses de la Unión Aduanera ni contra el menoscabo de los intereses de Rusia en Europa del Este. Es posible que miremos con ojos distintos la asociación de Ucrania en la UE, y vamos a consultar las consultas al respecto. Llamamos a la discreción en ese país, y prestamos atención especial en la responsabilidad de las autoridades ucranianas de la situación.
Altos funcionarios europeos han planteado más de una vez la responsabilidad de Kiev en los hechos en Ucrania, olvidando mencionar a aquellos que se han aprovechado, y en qué forma, de las protestas en el Euromaidán. Y en primer lugar, de las fuerzas extremistas y nacionalistas. Sin embargo, los titulares del Consejo de Europa y de la Comisión Europea plantearon la decisión de seguir influyendo en la situación en Ucrania. Manifestaron además la seguridad de que Kiev continuará el movimiento hacia la UE.
Rusia en cambio evita por todos los medios declaraciones tan llanas sobre el Estado independiente. Vladímir Putin declaró que solo el pueblo ucraniano está facultado para determinar el futuro del país. Y subrayó que, incluso con el cambio de autoridades en Ucrania, Rusia no va a revisar las condiciones del crédito de quince mil millones asignado al país el año pasado ni las rebajas del precio del gas.