Por Armando Carías|Cara de… (Opinión)

Tentado por la mala intención, en un principio pensé titular este escrito de otra manera, seguramente algo procaz, pero recordé el Manual de Estilo del Correo y su llamado a evitar el uso de palabras que puedan resultar contrarias a eso que Carreño, el del manual, llama «buenos modales».

El tema me vino cuando me tropecé con las caritas felices de una serie de personajes que, en vallas y afiches instalados en autopistas y centros comerciales, nos invitan a ser tan buenas personas como ellos probablemente creen serlo.

¿Usted los ha visto? ¿Qué opina del «casting»? ¿Están en su «target»? ¿Se siente identificado con esas apariencias tan de «gente decente de este país»?

Buscando ideas para mi titular me vino a la mente la frase «cara de tabla», derivada del anacrónico «cara dura» o de otra de uso menos frecuente: «cara muy lavada». Las tres las deseché por no expresar con puntería mí malvada intención.

Con mis neuronas a punto de pedirme revocatorio, busqué en el diccionario palabras que me orientaran en mi deseo de adjetivar sin salirme de la norma editorial, la pureza de esos semblantes tan cercanos a la levitación.

“¡Eureka!”

Exclamé, cuando en un nuevo intento recordé dos sinónimos de la palabra «cara»: «tez» y «rostro». Entonces comencé a buscar la palabra complementaria. «Tez de trasero» me lució débil para el propósito del perverso plan. «Rostro de posadera», inocuo y de poca recordación.

Estaba a punto de tirar la toalla, cuando recordé que hace unas semanas, aquejado del mismo problema por no saber titular adecuadamente esta columna, solicité el apoyo de mis lectores, mucho mas certeros y mal intencionados que yo en eso de llamar a las cosas por su nombre.

Con todo gusto recibiré sus propuestas en mi correo.

armandocarias@gmail.com