Para el defensor del Pueblo, Tareck William Sabb, la matanza del 27 de febrero de 1989 y días subsiguientes, conocida como El Caracazo, se puede contar como una de las peores masacres conocidas en la historia reciente de la humanidad.
“Históricamente esta masacre, en los términos que conocimos, en el número de oficiales, con rango algunos de generales, coroneles, tenientes coroneles, mayores participantes, tropas, soldados, tanques, armas largas, armas cortas, helicópteros usados para masacrar a una población (…) estará entre las peores masacres conocidas en la historia de la humanidad moderna”, dijo el Defensor del Pueblo.
Durante una entrevista concedida al espacio Punto Crítico, transmitido por Venezolana de Televisión, Saab indicó que El Caracazo fue el episodio de la historia de Venezuela que se convierte en el referente “más cruel, más dramático, más terrible y más despreciable” del terrorismo de Estado que se practicó en el país.
Consideró ese momento como “la cima más destructiva” de todo un proceso que significó la institucionalización en Venezuela del terrorismo de Estado dentro del cual se practicaba la desaparición forzada, el asesinato político selectivo y las masacres masivas. En ese sentido, valoró El Caracazo como la masacre de mayor magnitud en el país.
Acotó que este período de crueldad en la historia contemporánea venezolana comprende desde el Gobierno de Rómulo Betancourt en 1959 hasta el Gobierno de Rafael Caldera en 1998.
Aclaró que la masacre arrancó el 27 de febrero de 1989 pero que continuó hasta la primera semana del mes de marzo. “Hubo toque de queda, hubo suspensión de garantías constitucionales, hubo abolición de derechos como el derecho a la vida, el derecho a la libertad personal, a la integridad física”, detalló.
UNA FUERZA ARMADA COMANDADA POR CAP
Comentó que el hecho más dramático que observó fue la manera “tan criminal y terrible de como actuó la Fuerza Armada, el componente militar ordenado por un enajenado, por un civil, en este caso, en mala hora Comandante en Jefe de esa Fuerza Armada, Carlos Andrés Pérez, porque él fue quien dio la orden de matar, de suspender las garantías, de perseguir todo lo que se moviera”.
Destacó que hubo gente que fue acribillada por el “mero episodio asesino de matar sin piedad, sin ninguna razón, para crear miedo en la población, para amedrentar, para exterminar”. Las escaleras de Mesuca en la parroquia Petare (este de Caracas), el Río Guaire y la fosa de la Peste en el Cementerio General del Sur, “se llenaron de cadáveres”, enfatizó.
“El luto en el hogar, gente viuda, mujeres que perdieron a sus esposos, hijos que perdieron a sus padres, solo porque un psicópata, un sicario practicando el terrorismo de Estado quiso exterminar a la población urbana de Caracas que osó rebelarse contra un paquete neoliberal”, concluyó.