¿Cómo puede alguien no conmoverse con lo que está sucediendo en Gaza? A diario vemos fotos espeluznantes de cientos de civiles, en su mayoría niñas y niños, asesinados por una nueva arremetida bélica de Israel contra la población palestina bajo el supuesto objetivo de derrotar a Hamás.
Con el visto bueno del “pacifista” Barack Obama, el gobierno de Benjamin Netanyahu realiza una limpieza étnica para expulsar a las y los palestinos de sus legítimos territorios.
El “pecado” de Palestina es exigir que se respete su derecho a existir como Estado en las tierras ocupadas ilegalmente desde hace más de cuatro décadas por Israel.
Este ataque forma parte de la ofensiva imperialista contra los países soberanos del mundo que comenzó el año pasado en Libia, prosigue hoy en Siria y amenaza a Irán, y que se expresa en América Latina con golpes de Estado blandos y constantes intentos de desestabilización de los gobiernos progresistas del ALBA y Unasur.
Frente al clamor de voces humanistas de todo el planeta que exigen el cese de la matanza, representantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en el Parlatino y en la Asamblea Nacional rechazan los acuerdos que piden el fin de la agresión israelí al pueblo palestino.
Sus dirigentes justifican esa postura señalando que el conflicto no afecta a Venezuela y que por tanto no debemos inmiscuirnos.
Familias enteras mueren víctimas los bombardeos ordenados por Israel. Nosotros somos un pueblo libre y mañana podemos estar bajo fuego imperialista. Nuestra solidaridad total con Palestina y el compromiso de no permitir que la derecha regrese a nuestras gobernaciones