Hazlo tú antes que otro lo haga| Cuatro consejos para hablar de sexo con tus hijos

El sexo, este pequeño recurso que causa revuelo y sonrojo por donde quiera que vaya, es una actividad que a lo largo de los siglos se le ha decorado con mitos y verdades a medias. Se le esconde salvajemente como síntoma de recato moral, dejando a la imaginación e ignorancia virginal sin herramientas para hacer uso consciente y trascendental de él.

Estudios científicos explican que el sexo va más allá de una necesidad reproductiva, sino también de una necesidad básica por sentir intimidad, placer y bienestar. Es una experiencia intemporal de conciencia y paz, que ayuda a sanar heridas emocionales e ideas culturales erróneas que bloquean nuestra sexualidad.

Por ello es importante conocer la relevancia del sexo en nuestras vidas, para convertirlo en un proceso de trascendencia a través de un autoconocimiento.

Ahora, ¿cómo explicárselos a los niños que entran a la adolescencia, y nadan en un mar de hormonas?

1. Intenta hacerlo frecuentemente. A veces no basta con “La plática”, sino con una serie de conversaciones que hagan sentir comodidad a ambas partes. No esperes por el momento perfecto, por lo que no lo hay. Además, hay muchísima información en el tema como para abordarlo en una única conversación: genera mucha presión para todos. Es mejor normalizar el tema, sin hacerlo tabú.

2. No esperes demasiado para iniciar las conversaciones. Probablemente ellos ya lo estén hablando con sus amigos, intercambiando información rara y falsa. No esperes hasta el último momento. Aún cuando pongan sus manos en sus oídos, les interesa el tema y están escuchando…

3. En ocasiones, los niños no saben siquiera qué preguntar por lo que mejor se quedan callados. Atrévete a preguntarles tú, con algo tan sencillo como: “¿y ahora de qué tanto hablan acerca de sexo los chicos de tu edad?”

4. Sé preciso con los nombres de las partes del cuerpo, aún cuando son niños pequeños. No trates de “suavizarlo” con nombres tiernos. No hay nada malo con las palabras “vagina”, “pene”, “vulva, “labia” o “testículos”. En caso que no conozcas los nombres, investiga. No hace daño hacerlo.

Fuente/Mamá Natural
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