Cepal: Los nuevos tipos de empleo conllevan riesgos en salarios y prestaciones

Las cadenas globales de producción y el acelerado desarrollo de tecnologías generan nuevas modalidades de empleos (temporal, a tiempo parcial, subcontratado por agencia, freelance, independiente, teletrabajo o con plataformas como Uber) que conllevan riesgos en los salarios y prestaciones sociales, además de la destrucción, que se prevé ocasionen, en un importante porcentaje de la fuerza de trabajo a escala mundial, advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La desigualdad en la región puede crecer con los nuevos empleos porque la mitad de la población ocupada se encuentra en la informalidad, por lo que recomendó no dejar todo al mercado, sino crear políticas laborales con el fin de proteger a esos trabajadores, de la misma manera que se ha hecho con los que tienen un puesto tradicional o típico, que se caracteriza por ser de tiempo indeterminado o permanente, de jornada completa y con un contratista identificado.

Los mercados por sí mismos no pueden administrar el complejo proceso de ajuste relacionado con los cambios tecnológicos y las políticas e instituciones proactivas del gobierno son fundamentales para apoyar dichos procesos. La evidencia indica que los países asiáticos que lograron crecer rápida y eficientemente mejorando la calidad de vida de su población transformaron su estructura industrial para favorecer a los sectores de alta tecnología, indicó la Cepal a partir de analizar estudios sobre el tema.

En las nuevas formas no estandarizadas de empleo, refirió que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) identifica el trabajo temporal o por contratos de tiempo determinado, por tareas, estacional o casual; a tiempo parcial con jornadas inferiores a las de un empleado típico, el subcontratado por agencia u otra institución; autoempleo dependiente que son relaciones de labores ocultas o fraudulentas, figuradas o encubiertas, así como los que se realizan mediante plataformas en línea para servicios de transporte, turismo o teletrabajo, y los cuales evaden la legislación laboral existente.

Las nuevas formas de empleo y que están en proceso de crecimiento ponen en riesgo desde la perspectiva de la seguridad social incluso a los segmentos tradicionalmente formales y estables de la economía, puntualizó la Cepal en el estudio El mundo del trabajo. Cambios y desafíos en materia de inclusión, a cargo de Marta Novick y Simone Cecchini, consultora de la división de desarrollo social y oficial superior de asuntos sociales del organismo.

Destacó que con la fragmentación productiva y la expectativa de que el sector servicios crecerá más que los otros y habrá mucha relocalización de tareas, varios países en desarrollo con-fían en que se generarán más empleos en sus territorios en áreas de marketing, investigación y desarrollo o finanzas, pero se observa un movimiento inverso en el que tecnologías inteligentes de manufactura ubicadas en países desarrollados podrían ser repatriadas desde naciones de bajos ingresos, lo que destruiría una importante cantidad de fuentes de baja calificación.

La OIT calcula que dos terceras partes de la fuerza laboral del planeta están vinculadas a las cadenas globales de producción y que el número de trabajadores involucrados a las mismas se incrementó 53 por ciento al pasar de 296 millones en 2013 a 453 millones en 2013.

El análisis de la Cepal menciona cómo varían los pronósticos que diversos autores, organismos o gobiernos han hecho sobre el desempleo tecnológico, es decir, el remplazo de mano de obra que ocasionará la automatización o robotización de los procesos productivos.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por ejemplo, calcula que sólo 9 por ciento de los puestos laborales en sus países afiliados están amenazados de ser sustituidos por la robotización, pero se eleva a 12 por ciento en Austria, Alemania y España, mientras es de 6 por ciento o menos en Finlandia, Estonia o Corea. En cambio, un estudio de la Universidad de Oxford de 2013 calculaba que 47 por ciento de los trabajadores en Estados Unidos serían remplazados por máquinas.

F/La Jornada
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