Chávez construyó el mito colectivo de un futuro realizable

En el libro Mi primera vida, en el cual Ignacio Ramonet vierte sus conversaciones con Hugo Chávez, el primero le pregunta al segundo si es un mito. El segundo le responde que eso quisieran sus adversarios. “Soy una realidad”, señala Chávez, y luego se extiende en contar cómo logró que ese mito se hiciera esperanza, cuerpo colectivo y utopía política que planteara un país posible.

Con esta cita recogida por Ignacio Ramonet, cuando entrevistó a Chávez, Elías Jaua, uno de los ponentes de ayer en el seminario realizado en la Casa de la Historia Ramonet, se refirió a uno de los cinco puntos que abordó en su intervención con motivo de los 20 años del triunfo de Hugo Chávez, el 6 de diciembre de 1988. A Jaua lo acompañaron María León, la alcaldesa de caracas Érika Farías y Ernesto Villegas, ministro del Poder Popular para la Cultura, quien refirió que la gran disputa en estos días es entre la esperanza y la desesperanza. La profesora Yadira Córdoba fungió como moderadora de esta última sesión del conversatorio organizado por el Centro Nacional de Historia, y que concluyó ayer a casa llena, con gente de pie al final del recinto.

Jaua confesó que al hablar de Chávez en estos días, afloran los recuerdos, las nostalgias, pero sobre todo se llenaba de compromiso.

“Yo no veo estos días, estos espacios, como un espacio para la nostalgia o solamente para la anécdota de lo que hicimos hace 20 años, sino para reafirmar nuestro compromiso con las banderas, con las luchas, con los objetivos que nos llevaron a la hermosa victoria a la que nos condujo el comandante Chávez el 6 de diciembre hace 20 años, y sobre todo cómo aprender de las claves de los hechos para una vocación de poder por parte del pueblo que nos dejó el comandante Chávez”, señaló de entrada.

Explicó que dividió su intervención en cinco aspectos que a su modo de ver rescatan al comandante Chávez en la construcción de aquellas victorias: en primer lugar la esperanza, lo espiritual; en segundo lugar, el liderazgo, el líder y el papel del líder; en tercer lugar, el trabajo organizativo, la organización política; en cuarto lugar, el programa revolucionario; y en quinto lugar, las vocación de poder.

Jaua apeló a la lectura, a la propia palabra de Chávez, para argumentar su intervención.

Leyó completo el párrafo del mito con que Chávez responde a Ramonet :

“No soy un mito, eso quisieran mis adversarios, soy una realidad. Y una realidad que cada día se concreta más. Por otra parte, le recuerdo que Aristóteles decía que los mitos encierran siempre un núcleo de verdad, cosa que saben muy bien los etnólogos… Ese núcleo de verdad en la mentalidad colectiva de la sociedad venezolana en los años 1992 a 1998 radicaba en el renacimiento de la esperanza. El pueblo volvía a reclamar su derecho a soñar y más aún su obligación de luchar por su sueño. De esa manera en aquel momento regresaba a la mente nacional, la idea de la utopía política, o sea, comenzó a existir en la imaginación colectiva, el deseo de un nuevo país con más justicia, más igualdad, con menos corrupción y ahí es precisamente cuando la utopía se confunde con el mito,pero un mito que no puede tener personificación concreta, un mito que es expresión de una esperanza colectiva; esa era mi visión, darle contenido en la psiquis del pueblo venezolano a la prodigiosa invención de un país posible. Tenía que crear una utopía concreta, en otras palabras, crear el mito colectivo de un futuro realizable. Debía morir el mito Chávez, personal, para que el mito Venezuela nuevo colectivo emergiese, y eso fue lo que ocurrió el 6 de diciembre de 1998”.

Al concluir el párrafo, Jaua asienta entonces que Chávez encarnó la esperanza de un pueblo, los anhelos de una sociedad atropellada, masacrada, como había ocurrido el 27 de febrero de 1989. Una sociedad excluida, no solo material sino cultural y espiritual. Chávez recoge los anhelos de eso, una sociedad igualitaria, de un país independiente, una sociedad con menos corrupción, una sociedad honestas y de un país con justicia, con distribución igualitaria de nuestra riqueza.

Quedarse preso

En cuanto al papel del líder, Jaua de nuevo cita al propio Chávez que dice: “Yo entendí mi misión”. Nuevamente recoge las palabras del comandante.

“Después que yo salgo de la cárcel, bueno me reuní con mucha gente, con muchos grupos, con muchos partidos y no había una vocación de poder. Todo el mundo estaba en una parcelita. Dijo, yo no puedo seguir perdiendo tiempo aquí. Tengo que irme a la calle a construir una vocación de poder en el seno del pueblo, una vocación que no tienen los grupos, los partidos con los cuales me estoy reuniendo”.

Indica Jaua que esa fue una línea transversal en el pensamiento de Hugo Chávez : una fuerza revolucionaria sin vocación de poder, va a dejar un bonito testimonio para toda la vida… pero no hará transformaciones.

Recordó una anécdota, contada por Chávez con relación a Domingo Alberto Rangel, un intelectual a quien respetaba y quien le recomendó cuando Rafael Caldera lo indultó, que se quedara prisionero, que tenía que ser el Mandela de América Latina, pero que de haber seguido aquella sugerencia, hubiesen estado 20 años presos y no se hubiese hecho nada.

Chávez decía que por toda la carga cultural de dominación que pesaba sobre el pueblo, las que tenían vocación de poder eran las élites, los hijos de la burguesía formados para dirigir las empresas, para mandar a los hijos de los obreros, de los campesinos. Chávez rompe con eso y le dice al pueblo que sí se puede cambiar la sociedad y comienza una etapa cuando se lanza a la calle.

“Me puse a recorrer Venezuela de punta a punta con carros viejos, caminatas, durmiendo en el suelo. Me fui por los caminos, las montañas, los ríos, por los pueblos. Salí disparado en una gira huracanada, ciudad por ciudad. Cuando llegamos a 1997 no había estado de Venezuela donde no existiera un comando del MBR200. Conseguimos organizar el movimiento en todas partes con la ayuda de jóvenes muchachos que luego fueron subiendo: Nicolás Maduro, Elías Jaua, Rafael Isea, Jesús Aguilarte, por ejemplo, vienen de ese proceso. Y también estaban los tenientes Otaiza y Calatayud, y el sargento Venero. Ellos formaban también parte de mi seguridad con unas pistolas viejas. Todos unos muchachitos entonces. Yo tenía 40 años y ellos apenas 25”.

Refirió que Chávez siempre se preocupó porque el movimiento no tuviera un carácter personalista. Se definía como bolivariano, hasta que se convenció de que el chavismo se había hecho cuerpo social, una manifestación colectiva.

Jaua repasó luego las diferentes propuesta que Chávez desarrolló, en el plano político, social, económico, y aclaró que nunca se planteó la expropiación de la propiedad privada.

“Se fue con el alma liberada porque le cumplió lo que le planteó a su pueblo”, expuso.

Redentor femenino

Antes de Elías Jaua, la alcalde Érika Farías hizo un repaso de todo aquel proceso organizativo que condujo a la vitoria de 1988. mencionó que en los 94, 96, 97, recorrieron todo el país en contacto con la fuerza popular.

Mencionó que en un recorrido de El Calvario a La Silsa, en Caracas, Chávez hizo lo que Farías denominó su primer “gobierno de calle”, ya que recogió todas las necesidades.

Rememoró Farías, que en el primer discurso en el Ateneo de Caracas, luego del triunfo electoral, ella estaba sentada en la acera, debajo de una bandera tricolor extendida. Desde allí vio como Chávez se quitó la corbata y le escuchó decir: “Llegó el pueblo al Gobierno de Venezuela”..

La alcaldesa aseguró que el capitalismo está en una crisis terminal, y consideró que estos 20 años han sido de mucho combate, de lucha, de celebración y de saberse capaces de hacer lo que se proponen.

Apuntó que cuando se comunican con el pueblo le señala que tenemos que derrocar al enemigo estratégico, a la oligarquía, a la burguesía y expuso que habría tiempo para reconocer que llevamos 20 años derrotando al enemigo.

“… Porque se le derrota cada vez que un abuelo logra ser protegido por la revolución, se derrota cada vez que somos capaces de construir con nuestras manos una casa para el pueblo, cada vez que se le entrega a un campesino o campesina tierra e instrumentos para que produzca, se le derrota cada vez que se le garantiza al niño o a la niña, desde su edad inicial, la educación hasta concretar los estudios universitarios… Somos el pueblo que tiene 20 años derrotando al pueblo norteamericano y a sus aliados y eso hay que decirlo. No es que los vamos a derrotar, es que los estamos derrotando y los vamos a seguir derrotando hasta que de una vez por todas ese imperio cese en su afán de detener nuestra marcha victoriosa o desaparezca como imperio”, aseveró la alcaldesa.

María León hizo una aplaudida exposición sobre lo que llamó el “socialismo feminista”, que ubicó en 1917 con el triunfo de la Revolución Rusa, que reconoció los derechos de las mujeres. Manifestó sentirse orgullosa porque el año pasado en la avenida Bolívar asistió al acto de colocación del busto de Vladimir Lenin, y este año el Carlos Marx, “Gracias a Pedro (Calzadilla, presidente del Centro Nacional de Historia) y a Nicolás Maduro.

“Después de 2.000 años ha nacido un nuevo redentor de las mujeres, y se llama Hugo Chávez Frías. Podemos discutir si es redentor de todo, pero yo me voy a referir a la redención de las mujeres.

Luego confesó que se atrevía a afirmar que la Revolución Bolivariana ha ido más allá de todas las revoluciones en cuanto a reconocer los derechos de las mujeres, sin embargo cuestionó que no se haya dado cumplimiento al artículo 88 de la Constitución que reconoce el trabajo del hogar y que produce valor agregado.

Aprovechando que entre los asistentes se encontraba la economista y profesora universitaria Pascualina Cursio, le recomendó que hiciera un estudio de cuánto contribuía al PIB el trabajo femenino en el hogar.

“Cuando el hombre trae el salario le dice a la mujer, tú eres una mantenida. Ella cuida a los niños, a los viejitos. Lava, plancha, cocina, friega los platos, limpia, pero no se le reconoció el trabajo del hogar”, expuso.

Además, se refirió a las mujeres al frente de los CLAP, las comunas, las UBCH, el trabajo electoral.

“A mí me quieren mucho, pero no estamos solicitando amor. Queremos que nos respeten… ¿Ustedes saben quién nos respetaba? Hugo Chávez. Lo dijo varias veces: algún día Venezuela será territorio libre de machismo”, sentenció María León, entre aplausos.

Ernesto Villegas hizo un recuento hemerográfico de los titulares de la prensa de la época que reflejan la campaña sucia orquestada contra Chávez. Entre ellos estaba la jerarquía eclesiástica que puso a los curas a leer en misa una declaración en contra de la candidatura de Chávez.

T/ Manuel Abrizo
F/ Ramón Rattia
Caracas