Por Maximiliano Pedranzini|Chávez o el nombre del pueblo (Opinión)

Si hay una verdad casi absoluta y difícil de refutar en estos 17 años de Revolución Bolivariana es que el pueblo venezolano es chavista. Con el triunfo del comandante Hugo Chávez el 6 de diciembre de 1998 se construye una identidad. Un sentido identitario en el que pueblo y chavismo son uno solo. Las masas populares, invisibilizadas por la oligarquía adquieren un nombre. Ese nombre es el chavismo.

Su identidad construida al son de la resistencia y las luchas populares emerge con la voz de aquel líder que se hizo desde abajo, como esa misma identidad que llevará no por albur su nombre.

Ese nombre, ese líder, dejará quizás su mejor legado: un programa de gobierno en acción, una estrategia para introducir la revolución en cada rincón del país y de América Latina; porque pensó en América Latina, porque la sintió como buen hijo del libertador Simón Bolívar y la incorporó a su proyecto socialista. Esta es la esencia que le da vida a la Patria Grande y la que está en riesgo. Porque si Venezuela está en peligro, está en peligro la Patria Grande. Esto es indivisible. Y tenemos que ser conscientes de esto de una vez por todas.

El nombre del pueblo construyó un antídoto contra el desarraigo social, político y cultural. Contra la segmentación que hacía del pueblo un sujeto endeble y fácil de someter por las clases dominantes. A través de este nombre se unificó al pueblo, obtuvo una identidad de profundas raíces nacionales y latinoamericanas, mestizas y criollas, y eso explica en buena medida el carácter tenaz del pueblo contra los embates furibundos de la oligarquía y los medios de comunicación hegemónicos. Porque la resistencia popular se forja con una identidad sólida, y esa identidad lleva como bandera el rostro del comandante Chávez.

La derrota electoral del 6 de diciembre de 2015 muestra a las claras el avance conservador en el país y la sombra de este escenario acecha al proceso bolivariano. Los fantasmas del pasado resurgen en un contexto de alta tensión entre el Gobierno popular y el establishment.

¿Cómo explicar este momento de la Revolución? ¿Cómo situarla en el complejo mapa político latinoamericano? No cabe duda que este es el momento más arduo para ella, y superar esta coyuntura la hará más fuerte y mostrará la fidelidad del pueblo con su propia historia, con su propia identidad, con su propio nombre.

Por lo tanto, hay un solo camino: profundizar este proceso revolucionario cuya identidad tiene un nombre para toda la eternidad y ese se llama “Hugo Chávez”.

revistacompanieros@gmail.com