Cinco incidentes aéreos en una semana prendió nuevamente la alarma en la aviación comercial del país. Dos aviones de Aserca y uno de Aeropostal (ambos modelos Douglas DC 9) y otros dos más pertenecientes a La Venezolana (Ravsa) y Avior (fabricados por la Boeing, B-737) dejaron en evidencia la crisis que desde hace años atraviesa el sector.
Pero la culpa no es del Gobierno y mucho menos de Hugo Chávez, como lo esgrimen voceros opositores. Existe una corresponsabilidad Estado- Empresa Privada, ya que si bien la mayoría de las líneas aéreas pertenecen a capitales privados, el Estado debe garantizar la seguridad y operatividad de dichos aparatos, algo que, personalmente digo, ha fallado.
Para nadie es un secreto que el parque aéreo nacional es considerado como uno de los más viejos del continente, con aeronaves que tienen más de 40 años volando o con sus ciclos ya cumplidos. He aquí el centro del problema, las aerolíneas aseguran que Cadivi no destina los dólares necesarios para el óptimo funcionamiento del sector. Sin embargo, el titular de organismo rector de la divisas, informó el pasado 27 de septiembre que se han autorizado cerca de 128 millones de dólares para las líneas aéreas nacionales en lo que va de 2011. Además el control de cambio data del año 2005, por lo que en años anteriores dichas empresas bien pudieron renovar sus flotas, algo que evidentemente no hicieron.
¿Cuál es el pretexto de las empresas aéreas para no renovar la flota de aviones en Venezuela? La respuesta es sencilla, a menor inversión mayor ganancia. Muchas de las líneas aéreas mantienen su flota con aviones provenientes de “cementerios” de California y Arizona (EE.UU): una especie de “chiveras” de aviones donde se consiguen precisamente los Boeing 737 y DC-9 ya retirados o desincorporados a precios de “gallina flaca”.
Además el mantenimiento de estos aparatos es mucho más económico en comparación con aviones más modernos, por lo que la ganancia sigue siendo grande con un pequeña “inversión”.
En el país, solo Conviasa tiene en su flota cuatro aviones nuevos, los cuales fueron adquiridos a través de Citgo (B ombardier CRJ700). Sin embargo, también cuenta con los ya veteranos B-737.
Pero como, dije antes, la responsabilidad es compartida. Ahora cabe preguntarse ¿Cómo es posible que el INAC pueda permitir ese tipo de anomalías? ¿Cómo se permite que un avión ya retirado pueda volar en Venezuela? Es parte de lo que debe investigar la Junta designada por el Mandatario Nacional.
Por lo pronto, abogo porque más temprano que nunca se decida de una vez por todas paralizar las operaciones de aviones DC-9, MD-80 o B-737 en el país, para así evitar una tragedia similar a la de Grano de Oro.