Cifras oficiales muestran que el número de suicidios y asesinatos ha alcanzado sus niveles más altos en las cárceles británicas en los últimos 15 años.
Según datos recopilados por Prison Reform Trust (PRT) y publicados por el Ministerio de Justicia de este país, hubo cuatro presuntos asesinatos en las prisiones de Inglaterra y Gales en 2013, la tasa más alta desde 1998.
Las cifras también indican unos 70 casos de muerte por suicidios en estas, la cifra más alta desde 2008.
El informe precisa que la tasa de suicidio entre los reclusos varones ha venido aumentando año tras año en cinco centros penitenciarios con una cifra de tres suicidios cada uno.
Mientras tanto, los casos de autolesiones e intentos de suicidio entre las reclusas parecen haberse reducido debido a las medidas de seguridad adoptadas en 2007.
La organización benéfica Howard League for Penal Reform (Liga Howard para la reforma penal) ha culpado a la combinación tóxica de recortes financieros impuestos a las prisiones y la superpoblación de las cárceles en Inglaterra de la preocupante subida de las tasas de suicidio.
Un portavoz de la organización dijo que el gobierno ha reducido los presupuestos de las prisiones, mientras el número de reclusos se ha duplicado en 20 años.
A su vez, el director ejecutivo de la organización, Francis Crook, expresó su preocupación por el aumento de la población en las cárceles británicas, calificando de evitables las muertes ocurridas en estos centros.
“La responsabilidad del aumento del número de personas que se quitan la vida en la cárcel recae directamente en quienes abogan por poner tras las rejas a personas que no deben estar allí «, afirmó.
Un informe de una inspección a la prisión de Lindholme, el verano pasado, fue muy crítico con las medidas de seguridad en este lugar. El informe dejó claro por entonces que más de un tercio de los reclusos se sentían inseguros, y que las drogas y el alcohol estaban a disposición de todos libremente.
También se informó que muchos presos tenían problemas de salud mental, con un 62 por ciento de los varones y 54 por ciento de las mujeres diagnosticados con un trastorno de la personalidad.