La Sala Cinecelarg3, en Altamira, invita a disfrutar este sábado de la proyección de El fantasma de la libertad (Le fantôme de la liberté, 1974), del aclamado director Luis Buñuel. La cita del ciclo Sábado selecto es a las 3:00 pm, con entrada libre.
El largometraje cuenta con las actuaciones de Michel Piccoli, Jean Rochefort, Michel Lonsdale, Monica Vitti, Adriana Asti, Julien Bertheau y Jean-Claude Brialy, entre otros.
Jacobo Penzo, director y crítico de cine, señala que esta película “resume en alguna medida la opinión que nos manifestaba en cierta ocasión un amigo cercano, quizás exagerando al resumir que “Buñuel fue subversivo y provocador en sus obras iniciales, después fue suavizando lentamente esa actitud hasta terminar en la pura gratuidad”. Porque a pesar de contar con momentos de gracia y humor absurdo, este filme académico, sin ninguna sorpresa en la puesta en escena ni en el convencional montaje, logra elevar el vuelo”.
La obra cinematográfica se limita a una serie de situaciones engarzadas con mayor o menor arbitrariedad, que dicen muy poco. Da la impresión de que Buñuel, ya septuagenario, “se hubiera propuesto engarzar un rosario de bromas” con la ayuda de su guionista durante sus años finales, Jean-Claude Carriére, agrega en un comunicado de prensa.
El fantasma de la libertad presenta una serie de viñetas entrelazadas por un personaje o una situación que conecta una historia con la siguiente: Unos soldados franceses entran a la catedral de Toledo durante la invasión napoleónica. Un capitán besa la estatua de una mujer y destruye la de un hombre. En la época actual, un matrimonio se escandaliza con unas postales que muestran monumentos de París. Un hombre ve pasar unos animales por su cuarto. En una escuela de policías, un gendarme dicta una lección sobre las distintas costumbres antropológicas. Un asesino es dejado en libertad después de matar a 18 personas. Una multitud furiosa asalta un zoológico gritando lemas de la resistencia anti-napoleónica, mientras un avestruz mira directamente al público.
Penzo dice que esta cinta muestra la decadencia de un gran realizador que pensaba en jubilarse. No obstante, “todos las obsesiones de Buñuel están allí, pero como tamizadas por el tiempo y el cansancio, sin posibilidad de crear la sorpresa o el asombro en un mundo que el realizador parecía observar desde una distancia cada vez más lejana, sin alcanzar a percibir su complejidad ni tomar en serio sus dramas colectivos”.