Por Tulio Monsalve|Los cínicos (Opinión)

“Nunca mataría un hombre, pero escribiría su obituario con mucha satisfacción”.

(Mark Twain)

El griego Teofrasto retrata a un cínico como “hombre que maldice y tiene una reputación deplorable. Nada le repugna: será patrón de una taberna y, si es necesario, encargado de un burdel, si se quiere, ladrón”.

Ser habituado al engaño. Como el canciller español. Él pide para Venezuela una ley de amnistía similar a la de España poscaída de la tiranía franquista.

Venezuela y España son dos realidades nada comparables. El horror de allá lo sintetiza Javier Marías solo con el título de su novela Así empieza lo malo . También una cita de Hamlet: “…así empieza lo malo y lo peor queda atrás”. Comienza “la democracia” con lo malo. Y supone, pero no logra, dejar atrás “lo peor”: el franquismo.

El posfranquismo dicta la ley de amnistía, No 46/1977. Una farsa. Solo sirvió para amnistiar a todos los asesinos, militares, policías, torturadores y ladrones del franquismo y evitar llevarlos a juicio. No hubo castigo para esa casta de Franco.

Tal fue el horror e inmoralidad del periodo de la ley, que el Rey confirmó en su puesto al presidente del Gobierno del régimen franquista: Carlos Arias Navarro, quien sin rubor llegó a declarar, ante el Consejo Nacional, que su propósito era “dar continuidad al franquismo” como proyecto de Gobierno.

Algo de eso pretende la ley de amnesia en Venezuela que defiende el canciller José Manuel García-Margallo: dejar sin castigo a enjuiciados y a sus cómplices.

El Canciller español fue miembro de las Juventudes Monárquicas Españolas (JUME) en 1960. Luego militante de varios partidos de la extrema derecha, en los que se agrupaban los residuos más duros del franquismo, asociados a grupos terroristas como los Guerrilleros de Cristo Rey, que aplaudían los consejo de guerra y ajusticiaban a sus oponentes políticos mediante el horroroso garrote vil.

Y ahora, este mostrenco político, cínico como el que mas, pretende darnos clases de democracia. Bien descubierto por el presidente Nicolás Maduro que lo llamó: “basura corrupta”, “basura colonialista”

Como finalizaba Teofrasto sobre el cínico: “…estafa y golpea a quienes lo descubren”. “…Es sucio, bebe y nunca está en ayunas” como algunos diplomáticos.

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