Música, danza, acrobacias y payasos se unen en el espectáculo|Cirque du Soleil brilla en el Poliedro de Caracas

Desde el pasado 25 de abril el Cirque du Soleil (Circo del sol) brilla en el poliedro de Caracas con su espectáculo Dralion, en el que durante un poco más de dos horas se exhiben cerca de veinte números en un show que destaca el arte por encima de todo.

Dralion es una combinación de danza, acrobacias, malabarismo, equilibrismo, contorsionismo, payasos, música, canto, luces, y un colorido inigualable en un mismo escenario, que logra captar totalmente la atención del público y llevarse los aplausos.

Todo comienza con un número a cargo de tres payasos interpretados por Gonzalo Munoz, Michael Hugues y Facundo Gimenez, quienes dan la bienvenida al público e interactúan con las y los presentes en un acto lleno de humor. Este grupo de payasos aparece varias veces a lo largo del show, incluso para parodiar la función. En sus apariciones surge una de las sorpresas inolvidables del show.

CUATRO ELEMENTOS

Una vez finalizada la comedia que logra dibujar una sonrisa en el público de todas las edades, las luces que dibujan símbolos chinos se combinan en el escenario circular dispuesto para cada uno de los números.

Al fondo, una alta estructura emula un templo chino y desde allí aparecen los artistas que por el color de sus vestuarios, dejan claro que representan a los cuatro elementos de la naturaleza: el agua, el aire, la tierra y el fuego.

Con una danza, acompañada de la música y canto en vivo que presenta el circo, estos cuatro elementos se presentan ante el público en un número que muestra la importancia del equilibrio entre ellos y que de cierta manera constituye una pequeña muestra de lo que el público apreciará en los siguientes minutos.

ARTES VARIADAS

El primer número individual del espectáculo es un acto de equilibrismo a cargo de la artista Dilinuer Kadier, quien sorprende con una presentación en la que permanece de cabeza, y muestra la armonía y la simetría que puede lograr con su cuerpo apenas sujetado con una de sus manos de un delgado pilar que se encuentra en el centro del escenario.

Posteriormente comienza el acto denominado Palos de Bambú en el que un grupo de bailarines, danzan y hacen acrobacias sin dejar caer los palos que llevan en las manos y que parecen simbolizar antorchas de fuego.

Luego de este número, el malabarismo se apodera del escenario, con la presentación a cargo del artista Vladislav Myagkostupov, en el que durante unos minutos y acompañado de música muestra su habilidad para

los malabares, al tiempo que hace gala de su flexibilidad mediante movimientos de contorsionismo y danza.

A esto le sigue un acto denominado Trampolín en el que unos cinco artistas hacen acrobacias desde una cama elástica en la que toman impulso para escalar la estructura del fondo del escenario que representa el templo chino.

APARECEN LOS DRALION

La aparición en el escenario de los Dralions (seres mitad dragón, mitad león), que dan origen al nombre del espectáculo llenan el escenario en un acto en el que los artistas captan la atención del público al hacer una serie de piruetas sobre dos grandes esferas que ruedan debajo de sus pies. Esta presentación marca el fin de la primera parte del show.

CONTORSIONES, AROS Y TELAS

Luego de un intermedio de unos veinte minutos aproximadamente, empieza la segunda parte del espectáculo con las sombras de unos bailarines que hacen danza aérea, que se proyectan en una tela blanca que rodea el círculo del escenario.

Al subir el telón, están también los personajes que simbolizan los cuatro elementos y en ese momento empiezan los actos de contorsiones, saltos entre aros, combinados con la danza. Incluso, hace gala de su destreza un bailarín en medio de una rueda formada por dos aros entrecruzados.

Pero si hay un acto que se lleva los aplausos del público es el Aro Aéreo, en el que la artista Marie Éve Bisson baila y hace acrobacias con una aro y llega incluso a quedar sostenida a este solo por uno de sus pies.

En esta parte del espectáculo, el público también disfruta de la puesta en escena del Pas de Deux Aéreo, en el que una pareja de bailarines formada por Amanda Orozco y Lorant Markocsany realizan una danza con telas, en el que sus movimientos, la música y el juego de las luces proponen una experiencia artística inigualable.

Cerca del final, Dralion presenta un acto que demuestra que a través de las cuerdas no solo se puede saltar, sino también hacer infinidades de giros, saltos, acrobacias y juegos. Quizás lo más sorprendente es cuando un grupo de los artistas forman una pirámide y juntos, saltan la cuerda.

Finalmente, artistas, músicos, payasos y cantantes se unen de nuevo en el escenario para despedir esta producción del circo.

Texto/Sharlaine Chona
Foto/María Isabel Batista