De acuerdo a las definiciones marxistas existen tres categorías para definir a quienes realizan labores en el agro como forma de ganar con su fuerza de trabajo directa la subsistencia:
1) Los obreros agrícolas: quienes privados de propiedad sobre medios de producción se ven forzados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, sin tener otra fuente de ingresos;
2) Los semiproletarios: quienes poseen un pedazo de tierra, que no les da para lograr el sustento todo el año y se ven forzados a vender su fuerza de trabajo como obreros temporales o jornaleros y,
3) Los campesinos: son aquellos poseedores de un pedazo de tierra que cultivan junto con su familia y les permite ingresos para su manutención, que están permanentemente expuestos a perder su propiedad y proletarizarse, o en muy pocos casos, ampliarla y enriquecerse, pasando a la fila de los burgueses, comprando fuerza de trabajo ajena.
Los campesinos se dividen en campesinos pobres, medios y ricos, de acuerdo a su propiedad e ingresos.
Los medios y pobres son aliados de la clase obrera en su lucha por mejores condiciones de vida; los ricos, que forman parte de los grandes grupos económicos, venden su producción a corporaciones capitalistas, como el Grupo Polar, quieren arruinar a los demás, especulan con las tierras, insumos, transportes y semillas, están en abierta contradicción con la mayoría de la población, forman parte de la oligarquía.
Los campesinos ricos son terratenientes, parte de la burguesía agraria, la realidad los lleva a confrontar a los obreros agrícolas y a los semiproletarios a quienes explotan, pero que también son sometidos por las políticas de las corporaciones transnacionales, expresando las contradicciones de la lucha de clases también en el medio rural venezolano, que toma formas pacíficas o violentas, con expresiones como las amenazas, chantaje y asesinato contra los líderes rurales revolucionarios.