El facilitador fue Aarón Estaño, percusionista de la agrupación musical Quinto Aguacate|Clínica enseña a las y los participantes las variantes de la percusión afrovenezolana y del Caribe

Este miércoles se realizó en el Centro de Estudios Rómulo Gallegos (Celarg) una clínica de percusión afrocaribe y afrovenezolana. El facilitador de esta actividad fue Aarón Estraño, docente y percusionista de la agrupación musical Quinto Aguacate.

La actividad que se realizó en el contexto de la programación Desde la experimental, que tuvo como objetivo introducir a personas de todas las edades con conocimiento de las letras básicas de la percusión, a los ritmos y variantes de la percusión afrovenezolana y del Caribe. Las letras son: A, golpe abierto; U palma; P, punta de dedos; y T, golpe seco o “tapao”.

“Con esas letras se construyen todos los ritmos. Ese método lo inventó José Luis Quintana, un cubano, mejor conocido como Changuito. La mayoría de los percusionistas trabajan con ese método y una vez que aprendes la posición de las manos y la ejecución de cada letra ya la persona puede comenzar a trabajar en una serie de ejercicios y a ejecutar la percusión”, explicó el percusionista.

La idea del taller según Estraño, es una vez aprendidas las letras, intentar aproximar a las y los participantes a la ejecución de ritmos como la salsa, el merengue, el porro, el 6 x 8, entre otros.

Específicamente trabajaron la percusión afrocaribe, conocida como conga o tumbadoras; el tambor afrovenezolano conocido como la caja o paila; y el tambor cumaco, que se ejecuta golpeándolo con las manos y sentándose sobre él, pues es largo y a veces alcanza los dos metros.

QUINTO AGUACATE

Quinto Aguacate es una agrupación musical experimental que se nutre de otras expresiones artísticas como el performance y las artes plásticas, para realizar sus propuestas escénicas. Está formada por Aarón y José Gregorio Estaño, ambos en las percusiones; Edgar Moreno, cantante, bajista y artista plástico y Pedro Briceño en la guitarra y los sonidos electrónicos.

Los cuatro han construido un lenguaje propio, una amalgama de ritmos y estilos que se nutren tanto de la música tradicional como de la contemporánea como el rock y la salsa. Ellos la llaman la “música asao”, en respuesta a las personas que los increpaban afirmando que la música que hacían no ejecutaba “así”. Su propuesta busca generar nuevas expresiones, sonidos y lenguajes.

Moreno afirma que no desean ser encasillados en una categoría musical y que su propuesta sobrepasa las tendencias conservadoras que intentan mantener “congelada” la forma de hacer y ejecutar la música.

Los músicos parten de los instrumentos tradicionales como el tambor cumaco, pero los ejecutan en aras de alcanzar nuevas posibilidades musicales. “La revolución no solo es arpa, cuatro y maraca, hay más cosas”, aseguró el artista quien además considera como una política errónea la programación de artistas extranjeros que acarrean gastos económicos muy grandes en detrimento de las agrupaciones venezolanas que día da día no tienen ni donde ensayar.

A la agrupación la acompañan las performancistas Susana Arwas, Mirja Gotopo y Aura Elena Pizzani. Moreno quién es también antropólogo, indicó que las canciones de la agrupación tienen un contenido vinculado a la historia local y la crítica social.

Anoche Quinto Aguacate se presentó en la sala experimental del Celarg con un espectáculo llamado “Raspa la placa”, una propuesta que intenta desmitificar las acciones y estereotipos relacionados con los motorizados como personas violentas.

Los músicos están trabajando en un nuevo proyecto discográfico y en nuevos ciclos con contenido y exploración de nuevas búsquedas artísticas.

Texto/Diana Moncada
Foto/Joel Aranguren
Caracas