Psique y sociedad | Colas y violencia psicológica (Opinión)

Hace poco vi una noticia que me llamó la atención: “Joven de 27 años fue detenido por golpear a su mujer, luego de que ésta hiciera una cola y regresara sin productos”. Increíblemente, casi todos los comentarios de los lectores giraban en torno a que el hecho pudo evitarse si en el país no hubiese problemas de abastecimiento.

La mayoría justificaba la violencia con argumentos incomprensibles, pues obviaban lo más grave que era el maltrato en sí, politizando la rabia del sujeto, en lugar de señalar el abuso de la pareja.

Este tipo de noticias, hábilmente publicadas por algunos medios, contribuyen a generar malestar en la población y profundizan la guerra psicológica que vivimos los venezolanos.

Se agenda el tema de las colas en todo tipo de artículos de prensa y se condiciona a los ciudadanos a sentir un alto grado de “angustia”. Toda esta información manipulada provoca neurosis y ansiedad colectiva.

Se asocian las filas interminables con infelicidad y se culpa al Gobierno, aunque realmente todo es un maltrato por parte del vendedor-especulador (igual que no ven el maltrato del hombre de la noticia hacia su esposa).

No se dan cuenta del engaño al que están siendo sometidos, pero la gente justifica como sea a los acaparadores, pues son víctimas de una estrategia macabra. Se apela a la irracionalidad y al miedo ya que esconden lo más sagrado para los consumidores.

Entramos acá en el terreno de lo emocional, igual que ocurre cuando un abusador atrapa a su víctima en un espiral de violencia psicológica.

Otro problema grave es el de la incertidumbre, el no saber ni cuándo ni cuánto podrás comprar, algo realmente cruel como no saber cuándo te van a golpear. Por eso es muy importante mantener la cordura y no perder la capacidad de lectura crítica ante los hechos.

Mientras más fuerte sean nuestros valores, fortaleza mental y autoestima, mayor será la capacidad de respuesta frente a los ataques. Mentes débiles, manipulables, son víctimas fáciles.

Finalmente, no es más que un caso de maltrato psicológico del cual debemos escapar y denunciar, exactamente como decidió hacer la mujer víctima de los golpes de su pareja violenta y abusadora.

T/ Kenia de Contreras