DEDUCCIONES
POR: REINALDO BOLÍVAR
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Ver a los votantes colombianos yendo a fotocopiar una papeleta para poder votar en las elecciones legislativas y de selección de candidatos presidenciales para las elecciones de finales de semestre, ha dado cierta pena ajena.
Pero obligado es el análisis de por qué tal anomalía que rápidamente han sacado de la agenda informativa algo que de suceder en Venezuela fuera el plato fuerte del personaje como Almagro en la OEA, o de los gobiernos del Cartel de Lima.
Las derechas colombianas, de manera muy hábil, conscientes de los crasos errores y omisiones del arcaico sistema electoral le han venido dando vuelta al fraude para convertirlo en un tema casi exclusivo de ellos, vale decir las corrientes derechistas de Santos y la de Uribe se echan mutuamente la culpa, y dejan fuera de la discusión a la izquierda porque “esto no es un tema político”. Si un proceso electoral no político ¿Qué podría serlo?
En Colombia, la derecha ha venido poniendo todo de sí para desaparecer las luchas de los campesinos, los reclamos de los indígenas, las protestas de los afros, los requerimientos de las mujeres, de los obreros, de los estudiantes. En Colombia, hay una izquierda, hay una vía alterna a la que la derecha, en el ejercicio del poder desde 1830, no da tregua, no deja resquicio para que pueda irrumpir.
Todos a una han dicho que nada malo pasó en las elecciones. El ministro del interior hasta dijo que se registraron pocos ataques cibernéticos en un intento por mantener la falsa de que desde Venezuela hay piratas cibernéticos que atacan sus páginas. Pero ¿Atacar qué? ¿A un sistema electoral que funciona con papeletas que cualquiera puede fotocopiar y luego votar?
La honda de los fraudes empieza a hacerse común en países de la derecha. Y son acallados con una gran facilidad por la gran prensa capitalista. Nadie habla del fraude en Honduras, hecho en vivo y directo; de los siempre inexplicables resultados adversos a la izquierda que se dan en México.
Arranca ahora la campaña presidencial que concluirá en mayo. Ya con una expectativa no transparentes sobre sus resultados. Con una izquierda que tendrá que encontrarse con el sector rural que apenas vota, y a un urbano bombardeado desde todo los flancos comunicacionales. Porque la derecha busca a cualquier medio acallarlos y acabarlos.