Esperan que el lugar pueda ser rescatado del deterioro|Comerciantes insisten en que luchan por preservar una huella histórica

Algunos comerciantes cuentan que “en su época de oro” el mercado de Chacao era tan querido y famoso que no solo conquistó versos de La Billos Caracas Boy, sino que “hasta la misa de la iglesia tuvo que cambiarse porque no pudo competir con los domingos en el mercado”.

Carlos Rodríguez lleva más de 35 años trabajando en el lugar, pero su padre llegó mucho antes y fue quien le heredó el oficio y las historias que él hoy cuenta. Por eso describe con facilidad la época en la que el aroma del cacao, el queso y el café impregnaban el ambiente para atraer a cientos de visitantes.

Han pasado varias décadas desde entonces y cuando corren los últimos meses del año 2014 la dinámica es otra. A las 7:30 a.m. del domingo la misa es oficiada con la iglesia llena, mientras que en el mercado se pueden contar los que decidieron madrugar para comprar frutas, flores y verduras.

EN LOS PASILLOS

Algunos sentencian la soledad al pasar una vista rápida por los pasillos. Sin embargo, para una de las señoras que a esa hora llena su carrito de compras con verduras el panorama es más bien de tranquilidad; a tal comodidad que puede conversar con la vendedora, colocar la cartera en una esquinita del puesto y contar el dinero sin angustias.

Un par de gatos también parecen beneficiados con la libertad para jugar en los pasillos; la misma que minutos más tarde le permitirá a Larry Moreno cantar y bailar al son bravo de “No le pegue a la negra”. El ritmo trasciende las paredes y también contagia a uno de los trabajadores del servicio municipal de recolección de basura que a esa hora se detiene frente al mercado.

EN LA CARNICERÍA

Aún no llegan los clientes de la carnicería, pero Roger Luna, concesionario del local, pica la res y acepta una entrevista con el Correo del Orinoco, pero sin abandonar sus quehaceres.

Luna permite que el equipo periodístico pase al otro lado del mostrador y adelanta que la carnicería, al igual que el resto de las instalaciones del mercado, necesita varias mejoras. No obstante, deja en claro que nada lo limita en el compromiso de brindarles calidad a sus clientes.

Hace mucho hincapié en la honestidad y está convencido de que es el valor que le ha permitido crecer en el oficio. Recuerda que llegó al mercado cuando tenía 15 años; comenzó haciendo mandados y cada medio que ahorró en ese momento fue recompensa de cada vuelto que llevó completico a su dueño.

“En eso yo he instruido mucho a mis hijos, la idea es que la gente vea que hay sinceridad en nuestro trabajo”, expresa Luna mientras señala hacia el otro extremo de la carnicería donde sus cuatro hijos alistan los mostradores.

Luna, como el resto de sus compañeros en el mercado, se resiste a dejar morir ese patrimonio. A su juicio, el deterioro de las instalaciones se debe “al abandono de las autoridades del municipio, porque ellos siempre han querido apoderarse de este espacio con otros fines”.

Asimismo, argumenta que no se irá al nuevo mercado municipal – construido al lado – porque “para nosotros esto no solo se trata de dinero, sino de preservar una de las huellas históricas más importantes del municipio. Nosotros queremos que el mercado se reactive en su totalidad y vuelva a ser lo que era antes, no solo para los trabajadores, sino también para los vecinos”.

Luna continúa trabajando y reitera su compromiso con los clientes. Debe organizar otro lote de patas de pollo en bolsitas de un kilo: “La gente la busca mucho con esto de los virus de la chikungunya y el dengue, y aquí en el municipio son muy pocos los lugares que la venden. Yo siempre traigo y arregló para que alcance para todos”.

EN EL PUESTO DE FLORES

En una de las entradas está el puesto de flores de Nixon Martínez, un joven orgulloso de decir que su abuelo, Valentín Martínez, fue uno de los fundadores del mercado.

Martínez literalmente dio sus primeros pasos en el mercado y desde entonces se formó como comerciante al calor de las lecciones de su abuelo, su padre y sus tíos. Eso lo llevó a convertirse en el mayor vendedor en la zona de plátanos.

Sin embargo, la situación durante los últimos seis años no solo lo condujo a cambiar de rubro, sino también a pernotar en el mercado “como un soldado para defenderlo”.

Martínez sostiene que desde que la alcaldía planteó la construcción del Centro Cívico de Chacao “hemos tenido una amenaza permanente”. Y al igual que los compañeros que permanecen en la resistencia, alega que el nuevo mercado rompe con el concepto del lugar en el que por más de 70 años se ha desarrollado la tradición decretada como patrimonio cultural desde el año 2005.

“El mercado es mi segunda casa, es defender un patrimonio de la gente trabajadora y yo creo que tenemos el deber de protegerlo para la historia”, expresa Martínez, quien además ha asumido la lucha por lograr que a los concesionarios del mercado le sea reconocido su derecho a la seguridad social.


“UN MERCADO LLENO DE

PURAS MARCAS NACIONALES”

Carlos Rodríguez, vocero del colectivo La Dignidad del mercado patrimonial de Chacao, sostuvo que su acción no se queda solo en la resistencia, sino que además tienen propuestas que esperan sean consideradas en la mesa de trabajo que actualmente sostienen con la alcaldía.

“Nuestra meta es tener un mercado lleno de puras marcas nacionales. Que todas esas cosas que elabora nuestra gente en las diferentes comunidades puedan presentarse aquí con sus aromas y sabores”, expuso Rodríguez.

Asimismo, enfatizó el ideal de “un mercado humano, en donde las relaciones de comprador y vendedor rompan con el concepto consumista que se ve en el municipio”.

Rodríguez también ratificó el interés del colectivo de concesionarios porque las mejoras al mercado se hagan en acuerdo con la comunidad. “Nosotros decimos que aquí nada debe hacerse de espalda a los vecinos, ellos se merece relaciones más allá del mercantilismo”, expresó.

A juicio de Rodríguez, los mercados deben ser lugares de encuentro y referencia sobre los sabores y saberes del territorio. “El capitalismo necesita que la gente no tenga memoria, que no sepan de donde vienen para que no sepan a donde van y sean ellos los conductores de su destino”, advirtió.

T/ Jeylú Pereda
F/ Roberto Gil