La compra venta de basura o cómo los países ricos hacen de Asia un vertedero

Europa produce demasiada basura. El ritmo es tal, que los restos se terminan exportando e importando dentro de un sistema de comercio de residuos que se articula a escala internacional. De esta forma, los países Europeos se venden parte de sus desechos para tratarlos, reciclarlos y, en el mejor de los casos, revalorizarlos. Pero, en este mercadeo de desperdicios, también participan los países americanos, africanos y asiáticos. Es decir, el mercado incluye a su manera a los países en vías de desarrollo, que en ocasiones se convierten en los principales importadores de inmundicia del planeta.

Hasta no hace mucho, China era uno de los principales importadores de residuos españoles. No obstante, la mala reputación que el país asiático se había labrado en materia medioambiental provocó que impulsara medidas drásticas para restringir la compra de basura de otros Estados. Esta medida fue interpretada en su momento por los colectivos ecologistas como una oportunidad de represar el modelo de gestión de residuos y avanzar hacia un sistema mucho más comprometido con el Planeta. Sin embargo, los cambios no terminan de llegar y el vertedero chino parece haberse reubicado en Malasia. El Estado malayo se ha convertido en uno de los principales países importadores de plástico, un material que termina vertido en los mares o incinerado, debido a la difícil reciclaje.

España ocupa el octavo lugar en el ranking de países exportadores de plásticos a Malasia, según los datos del Departamento de Gestión Nacional de Residuos Sólidos del país asiático. Además, es el sexto Estado de la Unión Europea en la lista de exportador de plásticos hacia países asiáticos con una media de 318.926.161 toneladas.

Aunque las normas de importación y exportación europea son claras e implican restricciones a los materiales que se pueden vender a países subdesarrollados, también existe tráfico ilegal de residuos. Así se evidenció la semana pasada, cuando la ministra de medioambiente malaya denunció la llegada de residuos ilegales a sus territorios. Esto ha llevado a Equo a presentar una iniciativa en el Congreso español para esclarecer los hechos y preguntar al Gobierno si Malasia es “el nuevo destino de los deshechos, tras la prohibición de China”.

En declaraciones a Público, el diputado del partido español Equo Juan López de Uralde advierte de que el problema no tiene que ver sólo que los residuos que se exportan de manera ilegal a estos países, sino el sistema de residuos en sí. “Estamos utilizando a estos países de vertedero”, opina el político ecologista, señalando que estos países no tienen capacidad industrial para gestionar la basura plástica de manera adecuada.

Desde el Ministerio de Transición Ecológica de España (MITECO) informan a Público que el Gobierno está en contacto con las autoridades malayas para colaborar ante cualquier tipo de infracción relacionada con el tráfico ilegal de residuos. Además, señalan que el Ejecutivo de Sánchez ha apoyado en todo momento las recientes reformas del Convenio de Basilea  –normativa que regula el comercio de residuos– para impedir que los materiales más tóxicos y difíciles de reciclar puedan ser exportados a países subdesarrollados.

Pese a esa reforma reciente, un informe de GAIA (Global Alliance for Incinerator Alternatives )  revela que las importaciones de residuos plásticos reciclables a países asiáticos como Tailandia, Malasia o Vietnam han incrementado de manera notable desde que China endureciera su legislación para la importación de basura. «Tailandia tuvo el porcentaje más alto en cuanto al aumento de importaciones de residuos plásticos a nivel mundial con más de un 1000%», advierte el estudio.

El plástico, el principal problema

Los países europeos tienden a reciclar de manera local los materiales plásticos más sencillos en su tratamiento de reciclaje, como son el polietileno de tereftalato (PET) y el polietileno de alta intensidad (PEAD), pero el resto de materiales suelen ser exportados a estados en desarrollo. “El problema central es el consumo masivo de productos de plástico desechable”, explica Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace, para añadir que en España “se ponen en circulación cada día cerca de 50 millones de envases de bebidas, de los cuales 30 millones no se sabe a dónde van”.

El tráfico ilegal de residuos y la falta de concordancia de los datos emitidos por los organismos españoles ponen en duda la eficiencia del sistema de reciclaje, el cual “ha tocado techo”, según valoran desde Greenpeace. De esta forma, desde Ecoembes –una de las principales fundaciones de reciclaje en España– señalan que las cifras de tratamiento de materiales plásticos son del 78,8%. Una cifra que es muy superior a la que se barajan desde las organizaciones medioambientalistas e, incluso, desde el propio Ministerio para la Transición Ecológica, que en sus últimos datos habla de un porcentaje de plásticos reciclados del 45,46%. Esto hace que más de la mitad de objetos compuestos por este material terminan pereciendo en vertederos.

“Llevamos mucho tiempo poniendo el dedo en la llaga del sistema de Ecoembes. Todos los envases que se ponen en el mercado pagan una tasa para su reciclaje pero ese reciclaje no se produce”, expone López de Uralde, que se remite al informe Maldito Plástico en el que se denuncia que las cifras de materiales plásticos reciclados en España no llegan siquiera al 30%. Además, desde Greenpeace explican que el optimismo de las cifras manejadas por Ecoembes tiene que ver con que la organización sólo contabiliza el reciclaje de los envases ligeros de uso doméstico.

Desde MITECO detallan que “el actual Gobierno de España, por su parte, ha trabajado en los últimos meses en el desarrollo de la Estrategia de Economía Circular y en una Hoja de Ruta para los Plásticos en España, con un plan de acción hasta 2030”. Pese a ello, las organizaciones ecologistas españolas, en su denuncia con la falta de transparencia del sistema de residuos español, reclaman medidas radicales que permitan reducir el consumo de productos compuestos por este material.

F/Publico.es
F/AFP