La cinta coproducida entre Venezuela y España aún no tiene fecha de estreno|Alberto Arvelo: La película Libertador es el reto más grande que he tenido como realizador

Más allá de los casi 30 títulos que se esperan estrenar este año, la cinematografía venezolana tiene contundentes muestras de madurez en aspectos como su variedad temática y la insistencia en reflejar, cada vez más, referentes históricos vinculados a nuestra configuración como pueblo. Sin embargo, el séptimo arte nacional mantenía una deuda con nuestro Libertador, vacío que este año se disipa con tres grandes producciones que ofrecen igual número de miradas sobre el Padre de la Patria.

A parte de Diarios de Bucaramanga, de Carlos Fung, ganadora del Premio a la Mejor Ópera Prima en el pasado Festival de Cine de Mérida, y Bolívar, el hombre de las dificultades, del experimentado Luis Alberto Lamata, se espera que este año llegue a las carteleras comerciales la obra Libertador, dirigida por Alberto Arvelo y protagonizada por intérprete venezolano de fama internacional, Edgar Ramírez.

Aún sin fecha precisa de estreno, la obra de Arvelo, rodada entre Venezuela y España, se perfila como una de las más ambiciosas películas del cine nacional, tanto por los ocho años que llevó el proyecto como por su elevado presupuesto, en relación con los estándares venezolanos de realización.

La pieza realizada con el guión de Timothy Sexton y musicalizada por Gustavo Dudamel, pretende quitarle las botas al prócer y bajarlo de las estatuas, para mostrar diferentes aspectos del lado humano de Bolívar, según apuntó el director en una comunicación vía correo electrónico.

—A Alberto Arvelo se le conoce como precursor, en Venezuela, del concepto de cine átomo, que implica trabajar con equipo mínimo y bajo presupuesto. ¿Cómo se sintió en esta superproducción?

-La diferencia entre el cine átomo y una gran producción es la diferencia que podría haber entre tocar en un concierto como solista o tocar en una ópera; es la diferencia que podría haber entre escribir un haiku y escribir una novela, ambas obras son hermosas y ambas son necesarias. El cine átomo permite al creador una suerte de soledad ante el proceso creador que -desde luego- una gran producción no permite. Pero al fin y al cabo hacer una película es hacer una película, grande o pequeña, trágica o cómica, al igual que interpretar un dúo o una ópera de Verdi.

—¿Qué opina sobre el hecho de que se hayan hecho tres películas venezolanas sobre Simón Bolívar, casi simultáneamente?

-Me parece importante y me parece necesario que se estén haciendo varios proyectos sobre Simón Bolívar. El cine nacional vive un gran momento y es fundamental que podamos explorar nuestras raíces y nuestro origen. Bolívar es un personaje de tal dimensión que sería ingenuo pensar que se puede abordar en una sola película.

—En líneas generales ¿qué distingue a Libertador?

-Tratamos de presentar a un hombre de carne y hueso, a un hombre que reía, que amaba, que luchaba, que bailaba. Creo que el principal riesgo del cine histórico es perder la perspectiva del ser humano y caer en el acartonamiento. Los grandes héroes de la historia hablaban como hombres, no como libros. El gran peligro de este género es solemnizar la vida cotidiana. En esta película hemos intentado ir en contra de esto buscando una realidad más orgánica.

—¿Qué tiempo se llevó la producción en cada etapa?

-Tengo más de ocho años en este proyecto. Ha sido una lucha larga, con altos y bajos, pero necesaria al fin y al cabo. La preproducción nos tomó más de seis meses, el rodaje se extendió por 13 semanas; la postproducción nos tomó un año.

—La película fue un proyecto escuela para jóvenes estudiantes venezolanos ¿Eso se ha hecho antes? ¿Cuál fue la metodología de trabajo en ese sentido y cuál fue el proceso de selección de los estudiantes que participaron?

-No sé si se ha hecho antes, sé que nosotros nos lo tomamos muy en serio. Comenzamos dando charlas abiertas para estudiantes, todo bajo la coordinación del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). Estas clases magistrales fueron dictadas por algunos de los extraordinarios profesionales que nos acompañaron. Hubo clases magistrales de José Luis Escolar (productor de línea), Paul Austerberry (director de arte), Philippe Turlure (decorador de set), Xavi Giménez (director de fotografía) y Rafael Solórzano (coordinador de efectos visuales). Se hizo aparte una selección de estudiantes de las principales escuelas de cine del país. La selección estuvo a cargo de las propias instituciones. Estos grupos de estudiantes visitaban el set de rodaje por una semana, de modo que pudieran convivir intensamente con una experiencia práctica y creativa. Al cabo de una semana llegaba otro grupo proveniente de otro lugar de Venezuela. Durante el rodaje, además, hacíamos reuniones y charlas para responder y compartir las muchas inquietudes que iban surgiendo. Fue una experiencia extraordinaria.

—¿Cómo llegó Edgar Ramírez al proyecto?

-Por la naturaleza internacional del proyecto necesitábamos un actor con dos características fundamentales: que fuera venezolano y que tuviera una carrera consolidada fuera de nuestras fronteras. El personaje de Edgar en Carlos (El Chacal) deslumbró a los productores internacionales del proyecto. A todas luces, Edgar tenía la capacidad de enfrentar los muy variados niveles del personaje, desde el soldado en campaña hasta el joven enamorado. Edgar es un actor de una inmensa versatilidad. Logró un personaje extraordinario.

—¿Qué nos puede contar sobre ese proceso colectivo entre director e intérprete para la construcción del personaje?

-Nos tomamos con inmenso respeto y con mucha dedicación el trabajo de encontrar al hombre. Comenzamos por estudiar obsesivamente cada faceta del personaje: el estadista, el hombre de acción, el amante, el soldado, el pensador. Luego leímos decenas de crónicas que describían su personalidad, su forma de hablar, su forma de comunicarse, su temperamento. Luego dimos paso a leernos sus propios escritos. Y así, paso a paso, fuimos construyendo un hombre de carne y hueso. Fue un proceso fascinante.

—En la cinta participan destacas figuras del cine español. ¿Cómo describe el trabajo con ellos?

-Libertador, es una coproducción principalmente entre Venezuela y España. Me resulta una bella metáfora de la fuerza del arte que estos países -enfrentados en aquel momento- se unan hoy para cantar la vida de Simón Bolívar. Siento que fue un proceso de cooperación creativa de gran relevancia, aprendimos mucho unos de otros. La independencia suramericana es parte esencial de la historia española, pero a la vez es una suerte de agenda pendiente para todos ellos.

—La película también marca una especie de debut de Gustavo Dudamel como compositor ¿se le dio alguna pauta en particular o tuvo libertad absoluta para dar rienda suelta a su creatividad como músico?

-Gustavo y yo conversamos mucho acerca de la música. Tuvimos largas reuniones frente a un piano, buscando el color étnico y la personalidad de la música. Durante ese maravilloso proceso vi como Gustavo, en pocos días, se hacía un curtido compositor de cine: la intuición de Gustavo es indescriptible. Solo puedo definir como maravillosa la experiencia de trabajar la música junto a él.

—Más allá de la libre interpretación del público frente a una obra ¿qué intencionalidad tiene como autor con esta película?

-Mi intención es que el espectador pueda descubrir al hombre detrás del mito.

—¿Qué lugar tiene este largometraje dentro de su carrera como cineasta?

– Cada película es un momento de nuestra vida, y por ende cada película es importante. Libertador es, sin duda, el reto más grande que he tenido como realizador.

—¿Cómo cree que el público recibirá el filme o cómo quisiera que la recibiera?

-Quisiera que el público pudiera recibir la película como un viaje visual y emocional a la Sudamérica del siglo XIX, a través de los ojos de Bolívar. Quisiera que el espectador pueda sentir, por ejemplo, lo que era llegar al puerto de La Guaira, remontar el Ávila y descubrir desde allí a la Caracas de 1800.

—¿Cuál es su expectativa con respecto a la convocatoria de público?

-La película está escrita y concebida sin pretensiones para todo tipo de público. Queríamos desde un inicio que fuera accesible, y que el mismo personaje se encargara de ir llevando la emoción del espectador. Queremos que los jóvenes puedan entenderla y vivirla, sin necesidad de tener una vasta formación histórica.

— ¿Por qué la gente debería ver esta película?

-Porque es un viaje a nuestro origen, y todo viaje a lo que somos es fascinante y revelador.

—¿Qué destaca especialmente de la experiencia con esta película?

– En estas reflexiones acerca del cine nacional, y viniendo de una coproducción como esta, destaco la calidad, la formación y el profesionalismo de los técnicos nacionales. Nuestros técnicos han logrado en general un nivel que se equipara en formación al de los más exigentes estándares internacionales, todo esto unido a una creatividad y un ingenio que es difícil de encontrar. Creo que todos tenemos mucho que aprender de ellos.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Cortesía Jota Erre Producciones

¿Sera esta pelicula otra propaganda de este gobierno. Si es así porque se prestan hacerle el juego a estos delicuentes que estan destruyendo al pais. De Dudamel no me extraña que es un indiciduo amoral. Que por muy buen director que es esta difrutando de las delicias del imperio y no esta en el pais padeciendo lo que todos padecemos. Dan asco

  • Sera una gran pelicula a la vez una gran hitoria trabaje como extra y me parecio interesante, es algo super emocionante y maravilloso, nunca habia hecho algo asi espero porder volver a ser parte de un proyecto como este, suerte y apoyen al cine venezolano y por supuesto al productor Alverto Arvelo