Para el historiador Omar Galíndez, las injerencias de Estados Unidos en Venezuela y el resto de los países de América tienen como fecha inicial el año 1870, cuando este imperio “terminó la Guerra de Secesión con el dominio del dorrte sobre le sur. Y en ese dominio destroza por completo las relaciones precapitalistas, porque acaba el esclavismo del sur y pasa de lo que es la renta precapitalista del suelo a la renta capitalista del suelo”.
El análisis lo efectuó durante una sesión de la Cátedra de Historia Insurgente Federico Brito García, organizada por el Centro Nacional de Historia en Caracas. El investigador agregó que desde ese momento y debido la necesidad de expansión de ese capitalismo, comienza la injerencia en países de su continente: “Debido a ese proceso de concentración del capital y la centralización de la producción, en 1898, declara la guerra a España, con el supuesto argumento dizque para liberar a Cuba y Puerto Rico del feroz imperio español”.
Luego, con la construcción del Canal de Panamá en 1903 y su gerencia del mismo, Estados Unidos se colocó estratégicamente en las puertas de América del Sur. Venezuela en ese momento viene de guerras desvastadoras (Revolución Libertadora, La Azul, etc) que dejó quebrada y endeudada a la nación. Ya comienzan la exploraciones petroleras y la New York & Company está a la batuta de las mismas.
PRIMER ASALTO
Manda en ese momento Cipriano Castro, quien busca rescatar la soberanía de Venezuela, “pero esa compañía estadounidense negocia direcatmente con las naciones europeas. Ahí está la primera agresión. Esa entrada al Siglo XX nos convierte en un protectorado estadounidense. Allí tenemos el sello Made in Usa y es esa la forma de operar de Estados Unidos para con nosotros”.
Ante la partida de Castro al exterior por cuestiones de salud y la ascensión al poder Juan Vicente Gómez, “muy represivo contra su pueblo, pero muy genuflexo ante los intereses imperiales, fue aprovechado por Estados Unidos para convertir al país en su verdadero proctetorado”.
Todo esto lo inició el denominado Benemérito Gómez, pero lo siguieron el resto de los gobiernos, democráticos o no: “Entregaron múltiples concesiones con ganancias irrisorias y leyes petroleras que respondían a los intereses imperialistas de Estados Unidos”.
Galíndez argumenta que desde 1945, luego de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela se convierte en exportador casi exclusivo de petróleo a Estados Unidos, que de paso tiene varias grandes compañías explotando el crudo venezolano: “Y a partir de 1962 se instala en el país un proceso sustitutivo importador. Se porfundiza el modelo dependiente donde la insdutrialización está en el centro de toda esa política”.
Con la llegada de Hugó Chávez al poder en 1998 el panorama cambió porque rescató Pdvsa para los venezolanos, medida que se acentuó cuando derrotó al paro petrolero en 2002. Actualmente, el volver a dominar la producción petrolera del país es la meta del imperio, por lo que está orquestando una confabulación nacional y foránea contra el gobierno de Nicolás Maduro: «Venezuela ha sido el centro del ataque de todo el sistema político mundial, dirigido fundamentalmente por Estados Unidos y todo sus sistema de poder».