En el cine venezolano no sólo se habla español|Elizabeth Pirela usa el lenguaje audiovisual para reivindicar la cultura de su pueblo

Elizabeth Pirela es una joven wayúu que descubrió en el recurso audiovisual, no solamente una herramienta para difundir las costumbres y valores de su pueblo, sino además un medio que ofrece la posibilidad de exponer problemáticas y denunciar situaciones que aquejan a la sociedad. Actualmente trabaja en la elaboración de un guión para una película basado las vicisitudes de las niñas y los niños de una localidad zuliana que trabajan ayudando a sus padres a clasificar basura en un relleno sanitario.

La cineasta de 27 años de edad, obtuvo los títulos de licenciada en letras y en educación de la Universidad del Zulia y la Universidad Católica Cecilio Acosta, respectivamente. Comparte el trabajo como docente en una escuela piloto del proyecto de educación intercultural bilingüe, con sus proyectos audiovisuales y una maestría en literatura venezolana.

Comenzó en el área audiovisual precisamente cuando Vive TV, a través de una productora también wayúu, hizo un programa especial denunciando que el gobierno del Zulia pretendía disponer de un local recuperado por la comunidad para la escuela donde ahora trabaja la realizadora. En aquel momento, en el año 2006, participó delante de las cámaras exponiendo un problema social.

Nosotros teníamos tiempo luchando por una educación para nosotros, que significara un avance en la preservación de nuestra identidad”, acotó la maestra. La intención concreta era atender a esos mimos infantes que trabajan en el relleno sanitario La Ciénaga, ubicado del municipio Jesús Enrique Lossada, y al mismo tiempo inculcar el apego la identificación con sus propios valores y costumbres.

El producto audiovisual que salió de allí tuvo su efecto y lograron su cometido. Así fue como Elizabeth Pirela se dio cuenta del impacto que podía tener el lenguaje audiovisual y le quedó la inquietud de iniciarse en el área. Tiempo después, durante un festival cultural wayúu en Colombia, descubrió la existencia de unos juegos tradicionales que estaban en desuso en Venezuela y para rescatarlos elaboró un proyecto para hacer talleres, pero no fue aprobado.

Sin darse por vencida, Pirela adaptó los talleres a un formato audiovisual y alcanzó a realizar 13 capítulos para televisión de 25 minutos cada uno. Con esa experiencia se animó a participar, a principios de 2010 como productora y directora en el cortometraje Asalijaa jiipu (exhumación) y más tarde hizo el guión junto con Luis Misael Socarrás, del cortometraje Majayut (Señorita), en el que también participó como directora.

Este último trabajo, completamente hablado en wuayuunaiki, mereció mención honorífica como producción en general y otra especial por su fotografía en el Festival de Cortometrajes Manuel Antonio Durán (Zulia). También recibió una distinción especial del público en la décima segunda edición del Encuentro de Cine Suramericano de Marsella (Francia).

NO FUE POR FORTUNA

Más recientemente, en el último Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño de Margarita, Mayajut se quedó con el Pelícano al mejor cortometraje nacional de ficción. La realizadora confesó que al principio pensó que le estaban dando el premio por el simple hecho de ser wayúu y contar una historia de esa comunidad, pero cuando uno de los jurados la escuchó decir que había tenido “suerte”, le hizo saber que en ese evento el azar simplemente no cuenta.

Le explicaron que a diferencia de las otras piezas concursantes, la de ella tiene una linea narrativa que roza el documental y la ficción, una práctica que si bien no es nueva, en el trabajo de la zuliana se logra de una manera muy particular.

POR SER ELLA MISMA

Por otra parte, en efecto es una ventaja y una novedad el hecho de ser wayúu, pero no por esa condición en sí. El mérito consiste en que esta es la primera vez que se cuenta una historia sobre las costumbres de esta etnia, contada por sus propios protagonistas y desde su perspectiva endógena, en lugar de ser mostrada por un aliijuna (palabra usada para referirse a las personas que no pertenecen a esta población).

El galardonado cortometraje describe el momento de transición en que una niña se convierte en mujer, etapa muy solemne con una carga ritual muy importante para los pueblos originarios de la Guajira.

Sentí la necesidad de contar eso, pero sin la voz en off del narrador que te cuenta con una mirada que está del otro lado y dice, ‘bueno los wayúu hablan wayuunaiki, viven en La Guajira, comen chivo, etcétera’. Estaba cansada de esa mirada desde afuera y pensaba que si algún día llegaba a hacer algo así, sería más dinámico que yo no tenga que explicar sino que la gente lo vea, que vea esa cotidianidad, sin alguien que lo guíe. Algo contado desde la cotidianidad de nuestra vida y nuestro tiempo”, recalcó.

Esa etapa descrita en el trabajo de Elizabeth Pirela, es contada a través de actrices y actores que más allá de hacer una interpretación, recrean su propia vida. Para muchos ese lapso de tiempo sólo consiste encierro de las niñas wayúu desde que tienen 10 años hasta que son señoritas. La cineasta explica que ese momento lleno de rituales va mucho más allá de eso. En realidad se trata, dice, de un proceso de aprendizaje y preparación para la vida, en el que se enseñan valores, oficios y costumbres.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Héctor Rattia

en el corto tiempo q comparti con ella pude apreciar la gran persona q es como profecional, como persona , como mujer y como amiga . tan solo por el hecho de enalteser su cultura y sentirse orgullosa de ello ya la hace grandiosa , es umilde y sensilla por eso simplemente es lo maximo. todo el mundo quisiera tener el plaser de ser su amiga y yo e sido uno de los afotunados